Víctor Arrunátegui Acosta
Todos recuerdan a Jean Franco Ferrari Chiabra (44) como el aguerrido jugador del San Agustín, Universitario y selecciones peruanas. Pero pocos conocían que en su juventud fue un gran atleta, buen basquetbolista y un efectivo jugador de voleibol.
¿Cómo empiezas en el fútbol?
Desde los seis años en el Cantolao que tiene que ver mucho en la formación de menores, estuvimos en muchos viajes y eso es lo que me motivó a seguir la ruta del fútbol.
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¿Cuándo te diste cuenta que esto era lo tuyo?
Cuando estaba en la Sub 17 empecé a ver en que podía convertirme en algo más y que el fútbol podía ser una profesión. Ingresé a la universidad y estaba entre seguir estudiando o meterme de lleno al fútbol. Y surgió la posibilidad de jugar profesionalmente en San Agustín que era una vitrina.
¿Y en el equipo del colegio?
Siempre estuve en la selección de Maristas Champagnat de Miraflores, pero también hay que sumar otros deportes como el básquet, atletismo y vóley masculino, pero a veces se cruzaban los entrenamientos con el fútbol.
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¿Cómo fue tu desempeño en los otros deportes?
Los entrenamientos eran diferentes al fútbol. En el básquet era mucho la parte táctica, eran otros movimientos, jugaba de alero derecho logrando plata en menores y medianos. En el vóley tenía una posición estratégica de armador y fuimos campeones de menores. Y en el atletismo corrí las postas de 100 y 400 metros donde sacamos medallas de plata y oro, respectivamente.
¿Compaginabas el deporte y los estudios de manera aceptable?
Era un alumno aplicado y nunca tuve problemas. Ingresé rápido a la Universidad Ricardo Palma a estudiar Ingeniería Industrial. Siempre me gustaba estudiar, pero llegó en un momento en que el fútbol profesional requería otra clase de entrenamientos. Eso no lo podía hacer con los estudios, y ahí es que opté dedicarme 100% al fútbol.
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Debes tener grandes recuerdos en Cantolao
Tuve la suerte de estar en sus inicios (1983 se formó) donde empezaron los viajes. Estuve desde 1985, fue una etapa maravillosa y aprendí mucho. A los 15 años pasé a los juveniles de la “U” con Jorge Nicolini, por medio de Tito Benavides. Terminé mi proceso de formación en juveniles, pasé a San Agustín dos años, aparecen ofertas y opté por regresar a Universitario.
¿Alguna anécdota especial del cuadro Delfín?
Empecé a jugar junto a Kukín, Wilmer Ricardi, Ricardo Quimper y te reías de todas las palomilladas y cosas muy graciosas durante los viajes. Uff, qué recuerdos de los torneos el Cup en Estados Unidos, Gothia Cup en Suecia, Norway Cup (Noruega) y otros partidos.
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¿Qué recuerdos de Universitario?
Llegué a la “U” siendo capitán del Cantolao donde éramos rivales. Era un extraño para un equipo que tenía su estilo, sus formas, un poco complicado. Tenías que hacer tu espacio en base al respeto, pude ganarme el titularato y avanzar en la ruta que me había propuesto.
En la canchas te transformabas
Soy un tipo que se muestra tal cual conoces en la cancha. Mucha gente no me conoce, dice esta persona es así porque me vieron en la televisión jugando fútbol, eso no es tan así, tienen que conocerla para hablar.
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¿Qué nos puedes decir de tu paso por Inglaterra, España y Colombia?
Son etapas en que te das cuenta de todo lo que has vivido y aprendido. A mí me costó como a la mayoría que le tocó vivir fuera del país, el tema de la adaptación. Es un proceso porque no solo es adecuarse al estilo de vida, de la cultura en general. Son culturas distintas, por eso que muchos entrenadores te dicen adáptate a la cultura, pero cuando eres chico no lo entiendes y no te concientizas.
¿Eres una persona polémica?
No, si quieren saber de mí, voy a responder lo que me pregunten porque no tengo ningún problema de hacerlo. Puedo hablar de cualquier tema sin temor de nada, pues no me debo a nadie. Soy transparente, en todo sentido digo las cosas como lo he visto. Mi personalidad se mantuvo tal cual fui directo siempre. A algunas personas no les gustó y a otras sí, pero así es como vivo.