Por Carlos Lara Porras
Sergio Ibarra afronta por estos días el partido más difícil de su vida. MIRE ESTO: Rafo Castillo de la UTC: “Le cobran cupo a jugadores”
Su compañera de siempre, Rocío González Prada, se encuentra delicada de salud al diagnosticársele un tumor en el riñón.
Pero el Checho como en sus épocas de goleador cuando luchaba cada pelota le pone mucha fe en Dios para que su esposa se recupere.
—¿Es el partido más difícil de tu vida, Checho?
—Sí. Cuando uno ve que a veces pasan estas cosas, uno agradece que no le haya tocado, pero ahora me toca vivirlo en carne propia con la familia, con mi esposa (se le entrecorta la voz).
—Continúa, por favor.
—A veces digo que en vez de haberle pasado eso, me hubiera tocado a mí. No se lo merece por la manera como es, la conozco hace 25 años y que le pase esto me parte el alma.
—Hay que hablarle mucho para darle ánimo para que no se doblegue.
—Hablo mucho con ella, le digo que esto es pasajero, son cosas que se nos presenta en el camino para saber de qué estamos hechos y que esto no lo hizo Dios. No creo que Dios le mande esto a un ser humano como ella.
—¿Cómo empezó esto?
—Con dolores de cabeza fuertes, desde hace meses. Pensé que era por las muchas horas de entrenamiento en el gimnasio y por estrés, pero cada vez fue más fuerte. VEA TAMBIÉN: Universitario: Raúl Leguía se vuelve viral por bailar tema de 'Ráfaga'
—¿Entonces presintieron algo malo?
—Sí. La lleve a hacer unos exámenes. Uno de los doctores me decía que tenía tiroides y empezamos a tratarla en base ello, pero las medicinas le generaron mayores molestias con dolores de cabeza, palpitaciones, taquicardias y sudoración.
—¿Fueron a otro médico?
—La llevé a un endocrinólogo y nos dijo que podría tener un tumor. Le hicieron las evaluaciones y los resultados arrojaron que tiene un tumor de cuatro centímetros alojado en el riñón derecho, debajo del hígado.
—¿Cómo va el tratamiento?
—Están haciéndole los exámenes para que la internen. Luego el oncólogo los estudiará y verá si necesita quimioterapia o extirparle el tumor.
—¿Cómo la notas?
—Ella es una mujer muy fuerte, luchadora, deportista. Por fuera trata de ser fuerte por nosotros, pero cuando no estoy y regreso noto que ha llorado. Eso me parte el alma porque no se merece esto.
—¿Qué le pides a Dios?
—Somos muy creyentes en Dios y ahora que ella está mal no le vamos a pedir más. Habiendo tanta gente mala por qué a los buenos les pasa esto. Sabemos que Dios la va sacar de esto y la va a curar, nos dará fuerzas.
—¿Estás leyendo algún libro o escuchas a algún cantante para motivar ese espíritu positivo?
—Estoy leyendo El placebo eres tú de Joe Dispenza. Se trata de un doctor que tuvo un problema serio y que lo superó en base a su espíritu positivo. Por ahora le estoy molestando a Dios para que no se la lleve, pues ella no se merece esto.
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—Sra. Rocío, ¿qué siente que mucha gente está preocupada por su salud?
—Estoy enferma, pero estoy feliz porque he visto que hay muchas personas que me quieren, sobre todo mi Viejo (Sergio Ibarra) y tengo que darle lucha porque quien pierde las esperanzas y deja de ser feliz, pierde las batallas, pero yo quiero ganar esta batalla.
—Las buenas vibras siempre motivan en estos momentos.
—Eso me hace feliz. Sentir que haya un interés por uno me alegra y motiva para dar lucha en esta batalla.
—Con Checho tiene 25 años de momentos lindos y malos, pero este quizá sea el más difícil.
—Quien está con Dios no lo ve así. No lo veo como algo complicado, son pruebas. Dios no pone cosas malas en el camino de las personas, sé que él está conmigo y que saldré adelante porque me considero una luchadora de la vida.
—Nuestros mejores deseos, sabemos que saldrá adelante.
—Soy optimista y no pierdo esa felicidad y esa fuerza que siempre me ha carecterizado. Amo a mi familia y por ellos pongo todas las fuerzas que Dios me da para superar este momento.
Sergio Ibarra conoció primero a su suegra antes que a su esposa Rocío González Prada, cuando jugaba en Alianza Atlético a fines de los 80. “Me costó conquistarla, pero valió la pena”, contó Checho. Un 8 de diciembre de 1990 unieron sus vidas ante Dios y producto de esa relación nacieron sus hijos Vanina, Valentina y Facundo y su nieta Vanina.
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