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Fiesta de la Candelaria: conoce a Simón Nahuincha, experto en el arte de confeccionar trajes

Simón Nahuincha es todo un personaje en el arte de confeccionar trajes para la Candelaria. Conoce AQUÍ su historia.

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Simón Nahuincha señaló que el Perú ancestral se caracterizó por tener ornamento en sus vestuarios elaborados con repujados de oro y plata. | Liubomir Fernández /URPI | GLR

En el taller de Simón Nahuincha Parisaca, por estos días, se trabaja sin descanso. La festividad Virgen de la Candelaria 2024, que se celebra cada febrero, durante dos semanas, en Puno, se reanudará después de tres años y los bordadores son los responsables de vestir a los más de 90 mil danzarines de danzas mestizas.

Este año, el concurso de danzas autóctonas está programado para los días 3 y 4 de febrero en el estadio de la Universidad Nacional del Altiplano. Mientras que la presentación de las danzas de trajes de luces será el 11, y el 12 y 13 de febrero, será el pasacalle por diversas arterias de la ciudad.

Fiesta de la Candelaria: trajes bordado a mano

El colorido y la calidad del vestuario que lucirán los bailarines es el esfuerzo de hombres y mujeres que trabajan durante todo el año. El producto final, literalmente, es una obra de arte hecha a mano a base de hilos y pedrería de diversos colores.

En la ciudad de Puno, hay más de 50 talleres de bordados. La mayoría tiene una especialidad en particular. Simón Nahuincha, es todo un personaje en el arte de confeccionar trajes para la Candelaria, declarada por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad desde 2014.

Nahuincha, es un aymara y patriarca en su rubro. Ha empeñado su vida haciendo trajes de diablada, morenada, rey moreno, entre otros. Cada una de estas danzas tiene su origen en el proceso de colonización. Por ejemplo, la diablada, desde la doctrina cristiana caracteriza la lucha entre el bien y el mal, y desde la perspectiva indígena es la batalla por la lucha de la supervivencia de sus símbolos, iconografías y creencias.

Mientras tanto la morenada satiriza la esclavitud de los negros en las minas y haciendas. También ironiza a los señoríos y dueños de hacienda que en la danza se le conoce como Achachis o galanes.

Los trajes se bordan sobre bastidores. Las figuras a las cuales se les da textura con hilos dorados, perlas, canutillos y otros, son iconografías de las culturas prehispánicas.

En el taller Sajra Moreno, otro centro de producción de trajes más importante de la ciudad de Puno, se revalora a las figuras incas y preincas más representativas. No se produce nada que no tenga un contenido histórico cultural. De ese modo, se busca que las prendas a lucir sean también la expresión de la historia del Perú y su proceso histórico.

Nahuincha, explica que bordar un solo traje de la emblemática danza de la diablada, compuesta por una capa, pechea, palca, demora un mes. Y para confeccionar un traje de morenada, se necesitan como mínimo 45 días.

El tiempo puede ser mayor o incluso más tiempo dependiendo del diseño y el requerimiento del danzante. Una vez que el cliente aprueba el diseño, sobre el bastidor y alrededor de figuras como dragones, diablos, y figuras mitológicas andinas, trabajan bordando con hilo, canutillos otros, cuadrillas de hombres y mujeres. Al día se trabaja un promedio de doce horas. Esa es la razón por la cual los bordadores trabajan todo el año.

El costo de bailar

Los trajes se estrenan en la Candelaria pero se continúan alquilando el resto del año en otras fiestas patronales y costumbristas. Este sistema les permite a los bordadores tener ingresos porque trabajar sólo para la Candelaria no sería muy rentable sobre todo porque emplean a decenas de personas.

Los trajes que se lucen cada año se alquilan por S/ 700 por una semana hasta de baile incluido la tradicional fiesta de despedida o cacharpari, y la venta puede llegar a costar hasta S/ 4.000. Los trajes especiales que lucen los presidentes de conjuntos, invitados especiales, o los danzarines exclusivos que quieren caracterizarse de los demás, el monto se incrementa a S/ 1200 y 6000, respectivamente. El costo se eleva porque al tener una variedad de colores y diseño especial se invierte más material y mano de obra. Confeccionar un traje de esta característica puede demorar hasta 3 meses con la intervención de 4 bordadores.

Los presidentes de los conjuntos de trajes de luces después de su presentación mandan a confeccionar lo que será la nueva vestimenta que los bailarines lucirán el próximo año. El diseño de las figuras, los colores, y características del traje se aprueba una vez que el vestuarista tenga listo el boceto. Una vez que el contratista aprueba el nuevo modelo, los bordadores empiezan a trabajar todo el año.

Sin bordadores no hay fiesta

En antropólogo Manuel Vilca, refiere que la Candelaria, es la máxima expresión de sincretismo cultural entre católicos, quechuas y aymaras y la razón de haber sido nominada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad radica en la transmisión intergeneracional de los saberes y costumbres del poblador andino que le da vida a la Candelaria.

Vilca sostiene que los bordadores juegan un papel importante porque en cada prenda trasiegan historia, tradición y cultura legadas de generación en generación.

Según la dirección de cultura de Puno, los talleres más importantes de la ciudad representan a varias generaciones de familias.

Simón Nahuincha, empezó a los siete años. Formó a varias generaciones de jóvenes. Pero su arte lo heredó a sus hijos, pero el que le sigue sus pasos es su hijo Edwin Nahuincha. Este es un reconocido vestuarista del taller Sajra Moreno.

El sociólogo José Antonio Villegas, asegura que el trabajo de los bordadores es determinante porque sin ellos habría sido posible caracterizar a las danzas que hoy representan a la Candelaria.

Se importa desde China

Explicó que en los últimos 100 años el material que usaban para los trajes sufrió cambios por el paso del tiempo. Recordó que la Candelaria empezó como una fiesta indígena y los trajes que lucían eran elaborados a base de fibra de alpaca. Con la industrialización, se optó por usar todo tipo de telas y pedrería importada de Asia. Los hilos dorados y plomos brillosos que los chinos también usan para sus dragones, en Puno, lo usan para bordar las iconografías que representan a las culturas que se asentaron en el altiplano y el Perú.

Edwin Nahuincha, refiere que el Perú ancestral se caracterizó por tener ornamento en sus vestuarios elaborados con repujados de oro y plata.

Explicó, que las prendas que elaboran, continúan la tradición de mantener los colores icónicos del oro ancestral. Es por ello que los trajes son vistosos y de una belleza impresionante a los ojos de cualquier espectador que visita la Candelaria.

Durante los días de fiesta los bordadores, verán en escena su esfuerzo de todo un año de trabajo. La Candelaria 2024, advierte ser prometedora.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista egresado de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Actualmente videorreportero de la Unidad de Respuesta Periodística Inmediata de La República (URPI-LR).