Debido a la pandemia por el COVID- 19 los casos de insomnio se han incrementado en un 50% en la población a nivel nacional y el 70% de pacientes que se atiende en el servicio de psiquiatría del Hospital Almenara (EsSalud) presenta alguna alteración del sueño.
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El departamento de Psiquiatría del Hospital Guillermo Almenara Irigoyen (EsSalud) alerta el incremento de estos casos durante la pandemia y la necesidad de reconocerlos para el oportuno inicio del tratamiento con un especialista.
Según el Dr. Juan Carlos Ocampo Zegarra, médico asistente del servicio de psiquiatría de niños y adolescentes, el insomnio podría presentarse al inicio del periodo del sueño lo que se conoce como insomnio de conciliación, durante el ciclo a lo que se llama insomnio de mantenimiento, o finalmente el despertar precoz que ocurre dos horas antes de lo habitual.
El insomnio genera cambios emocionales, la persona se vuelve irritable, molesta, le falta energía, se muestra cansada, son signos de ansiedad, distraída y hasta angustiada. A esas consecuencias emocionales se suma la afectación de algunas funciones vitales, como la cardiovascular, endocrinológica y neurológica.
El descanso debe ser de 8 horas en promedio, pero cambia de acuerdo al grupo etario. Los adultos mayores suelen dormir menos horas y los niños más, pero esas horas representan más del 30% de nuestra existencia.
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De acuerdo al tiempo de afectación, el insomnio puede ser agudo o crónico. El insomnio agudo obedece a un problema específico que circunda la vida de esa persona en determinada coyuntura y será de corta duración. El insomnio crónico está relacionado a diferentes enfermedades como la obesidad, demencia, diabetes por ejemplo, que ocasionan un problema en el sueño permanentemente. Por eso es importante diferenciarlos para saber cuál será el tratamiento adecuado.
El especialista recomienda, una higiene del sueño estableciendo horarios de descanso y alimentación en horarios apropiados. Evitar la cafeína, gaseosas o bebidas azucaradas, descansar en ambientes sin estímulos visuales, como televisores, tablet o celulares, que generen dificultades en el sueño.
Asimismo, actividades de esparcimiento; pues si bien es cierto la pandemia nos hace vivir en confinamiento, también podemos compartir con la familia, actividades de recreo o conversaciones, lecturas en común o actividades físicas para las que podamos separar horarios y de esta manera fomentar un sueño adecuado