El día 8 de enero Lizmar Hernández Farías de 27 años fue encontrada sin vida de un disparo en la cabeza, exactamente a la altura de la nuca, es decir, la habían disparado por la espalda. El brutal asesinato fue muy cerca de Canta.
El cuerpo de la mujer, de nacionalidad venezolana, fue dejada en la quebrada hasta que la policía de la zona la encontró.
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Fue llevada hasta la morgue de Lima y registrada como NN, debido a que no se encontró una identificación en su poder.
El tío de la occisa, denunció su desaparición y de acuerdo a las primeras investigaciones la mujer perdió comunicación el 30 de diciembre del 2019.
Lizmar trabajaba como empleada del hogar para un señor de 72 años llamado Cosme Rafael Villegas Peña en un departamento en San Borja.
De acuerdo a las declaraciones del septuagenario, Lizmar se despidió de él el 30 de diciembre a las 8 de la mañana. Luego de ello no se comunicaría jamás.
“Me pidió permiso ese día y salió. Yo por supuesto la estuve esperando, pero no retornó”, sostuvo Cosme Villegas.
Pero la policía sospechaba de Cosme y después de las investigaciones realizadas por la Policía Nacional del Perú (PNP) y su equipo de detectives. Concluyeron que Cosme había cometido el crimen.
El adulto mayor fue llevado a las oficinas de la Central de Operativa de Investigación Policial (DIRINCRI PNP) donde confesaría su crimen.
Las investigaciones aún no concluyen. Ahora el tío de Lizmar, José Gregorio Farías, pide justicia para su sobrina y todo el peso de la ley para el asesino.
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