Advierten uso de juegos pirotécnicos: Atenciones por quemaduras aumentan en 300 %

En el marco de las celebraciones por Navidad y Año Nuevo, el uso de juegos pirotécnicos es frecuente en diciembre. No se toma en cuenta los múltiples daños que puede ocasionar los pirotécnicos en el cuerpo: lesiones, quemaduras y hasta mutilaciones. Asimismo, genera contaminación ambiental y altera la conducta de las mascotas.

Las atenciones por quemaduras ocasionadas por juegos pirotécnicos aumentan en 300 % en las áreas de emergencia, afectando principalmente a niños y adolescentes. Las zonas comprometidas con mayor frecuencia son las manos, ojos y oídos. No obstante, también se producen intoxicaciones mortales si son ingeridos, señala Carlos Malpica Coronado, director ejecutivo del Sistema de Atención Móvil de Urgencias (SAMU) del Ministerio de Salud.

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Malpica Coronado recomienda que en los primeros minutos de causada la quemadura y se aprecie enrojecimiento, ardor e hinchazón en la piel, se debe proceder en retirar la ropa del afectado y objetos que cubran la zona dañada del cuerpo para refrescar con agua por unos 15 minutos. Después de ello, se debe cubrir la herida con venda o tela limpia y seca.

El especialista prohibió usar hielo y ungüentos para refrescar la zona afectada, ya que estos pueden lesionar e infectar aún más los tejidos de la piel. Y cuando la quemadura es más grave, como el de segundo grado, se recomienda no reventar las ampollas e ir inmediatamente hacia un centro médico.

“Si la persona afectada tiene daños a nivel ocular, lo recomendable es usar una compresa fría y liviana para reducir el dolor. Posteriormente, colocar un vendaje que cubra el ojo para evitar el parpadeo y prevenir que el cuerpo extraño siga causando una lesión mayor”, señala el Ministerio de Salud.

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Adicionalmente, Carlos Malpica Coronado advirtió que el mal uso de los juegos pirotécnicos puede provocar daños temporales o irreversibles en los oídos, debido a la onda auditiva que se genera durante las explosiones prolongadas y de niveles superiores a los 90 decibeles: el sistema auditivo humano solo es capaz de soportar intensidades menores a dicha cifra.