Wilmer Ricardi cuenta sus pasos por el fútbol: “Con Kukín hicimos llorar a todo el equipo” [FOTOS]

Quién no recuerda a Wilmer Ricardi como un menudito jugador que brilló en Sport Boys, Alianza Atlético y en otros equipos de la profesional. Con el tiempo cambió el balón de fútbol, se puso el overol y se lanzó al negocio de las pizzas, en el que le va muy bien.

Ricardi tiene infinidad de anécdotas, en especial con su amigo Kukín Flores, con quien jugó en Cantolao y en el cuadro rosado.

-¿Es verdad que ahora estás metido en los negocios?

-Soy una persona que le entra a todo lo que es negocio. Primero, con un amigo aprovechando la situación que estamos pasando por el Covid 19, trajimos un lote de mascarillas de China y nos fue bien.

-¿Pero no te quedaste ahí?

-No. Con un primo hermano pusimos un negocio de pizza y nos está yendo bien, ya van como dos meses.

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-¿Eres pizzero?

-Una vez jugando a preparar una pizza, me dijeron que por qué no vendía. Mi primo hermano, que es venezolano, tenía un horno eléctrico chiquito y con eso empezamos.

-¿Ahora ya hacen por cantidad entonces?

- Le metimos plata y compramos un horno industrial, comenzamos a ordenar el negocio y ser más disciplinados, tomando todos los protocolos. Todo es por delivery y a la gente le ha gustado. Se llama Ricapizza’s. He repartido volantes del negocio.

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Sus inicios

Ricardi apareció en el Boys e hizo una carrera que le dejó muchos recuerdos, incluidos otros equipos y una selección de menores.

-¿Cómo fueron tus inicios?

-Como la mayoría en el Callao, jugando en la pista en mi barrio de Santa Marina. Mi equipo era el Defensor Santa Marina, y luego pasé al Cantolao. Pero previo a ello estuve en Sport Boys con el profesor La Rosa, junto a Kukín Flores.

-¿Te dabas una ricas pichanguitas?

-Yo recuerdo en el barrio que la mayoría estudiaba en la tarde, llegaba a casa a dejar las cosas, ni saludábamos y nos quedábamos a jugar hasta la 1:00 de la mañana. Jugábamos todos los blockes, yo era el 15. De ahí pasó al Cantolao y comenzó a ver de otra manera el fútbol. Ya era entrenar y venían campeonatos, pues Cantolao era la academia número 1.

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-¿Soñabas jugar fútbol profesional?

-No, pero conforme pasaba el tiempo uno empieza a tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo y se dieron las cosas.

-¿Habrán sido colosales las anécdotas con el Cantolao?

-Tenía una buena relación con Kukín, con quien hice menores en Boys y Cantolao. Recuerdo que en la Copa de la Amistad 86-87, Chalaca Gonzales era nuestro técnico y como él trabaja para el Colegio Claretiano, nos llevó a concentrarnos ahí y nos enteramos a través del portero de una historia que decía que un cura había muerto en el colegio jugando básquet.

-¿Y qué hicieron?

-Teníamos 12 años y con Kukín decidimos hacerles una broma a los blanquitos del equipo...

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-Sálvese quien pueda.

-Sí. Nos conseguimos una pelota de básquet y una grabadora. Hicimos como si estuviesen jugando y que se caían y gritaban. Kukín se escondió y puso la grabación... Todos se pusieron a llorar y gritar.

-¿Chalaca se enteró?

-Sí. Se enteró que éramos nosotros y nos castigó.

El debut y más

¿Cómo se da tu debut en el fútbol profesional con Boys?

-Vamos por partes. Estuve en la cuarta de Newell’s de Argentina y también en el Minervén de Venezuela como cinco meses, porque era menor de edad y hubo problemas con los papeles. Recién el año 93 me puse a entrenar con Boys y debuté en el 94 con Chalaca como entrenador.

-¿Boys no fue tu único equipo?

- No, pasé también por Alianza Atlético, Pesquero, Unión Minas, Municipal y Juan Aurich.

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-¿En tu época, quién era el jugador que pegaba más?

-Cuto Guadalupe, José Chacón, que era cargoso, Chicho Salas. También el uruguayo Parra del Lawn Tennis, que casi me parte la pierna, y Vitito Reyes, que fue mi padrino, él jugaba por Melgar y me metió un cocacho porque le respondí.

-¿No cres que pudiste llegar más lejos en el fútbol con las condiciones que tenías?

-Soy sincero, no tomé muy en serio la carrera, porque si me dedicaba al 100% otra habría sido la cosa. Una vez, Pancho Pizarro me dijo: “Chato, tú no sabes lo que juegas, dedícate más”. También el Pato Cabanillas que me decía: “Enano, tú puedes”.

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-Tu generación perdió la oportunidad de llegar a un mundial.

-Cuando estaba en la selección juvenil no teníamos apoyo de nadie. Solo en Cristal nos daban polo, la cancha, almuerzo y hasta cena. Utilizábamos el Estadio Nacional y un gimnasio malísismo. Ahora en la Videna es otra cosa.

-¿Te faltó representante?

-Un día Balán Gonzales me dijo: “Representante es para que te lleve al extranjero, no para aquí, si eres bueno te van a llamar”. Viajé a China, pero se hicieron mal las cosas y como tenía contrato con Alianza Atlético, no quisieron negociar.