INPE: Un total de 321 hombres presos por no pasar alimentos a hijos

Los datos del INPE son contundentes: Un total de 321 padres de familia irresponsables se encuentran recluidos en el penal de Ancón II cumpliendo una condena por no pasar alimentos a sus menores hijos.

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Según datos estadísticos del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), el número de internos recluidos por el delito de omisión de asistencia familiar es de 321.

Los profesionales de tratamiento desarrollan terapias para la toma de conciencia de los infractores que van desde trabajos grupales hasta labores en talleres industriales.

La directora del penal, Marthinet Avila Salinas ingresó al módulo N° 03 y reunió a 40 varones condenados por este delito, a fin de monitorear las reacciones por la marcha “Ni una menos”.

Su intención fue dejar en claro que su reclusión era por un castigo por su irresponsabilidad, es decir, de no cumplimiento a sus deberes como padres.

Los hizo saber que la marcha realizada el 23 de agosto no solo era por la violencia contra la mujer, sino también contra los hijos, pues ellos no tienen la culpa de los problemas entre las parejas.

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Mucho de ellos reconocieron que ser privados de su libertad ha sido muy duro y en realidad es un “jalón de orejas” inevitable por su mala conducta y que la prisión fue el espacio inevitable para aprender que deben cumplir con sus obligaciones y hoy lo están pagando con justicia.

Milton Dreyfus Gutiérrez (37), de Iquitos, era fabricante de equipos de gimnasio y tuvo un primer compromiso del cual nació su hija Brenda que hoy tiene 15 años y admite que por siete años se desentendió de su hija, pues había formado otra familia.

Explica que tiene un mes y dos dias preso, cumpliendo una condena de dos años de cárcel que le interpusieron, tras la demanda que presentó su ex pareja, pero no le dio la importancia debida y un dia cuando estaba en el aeropuerto de Cusco por trabajo, fue intervenido por agentes de la policía y llevado a Lima. 

El INPE ha determinado que estos internos no conllevan un historial del crimen y por ende podrían cumplir su condena realizando trabajos comunitarios y desarrollar terapias en el Medio Libre. 

De esta manera no se pone en riesgo a la ciudadanía por el grado de peligrosidad que representan, del mismo modo que baja el nivel de hacinamiento en las cárceles.