El consumo de paracetamol podría hacer menos empáticas y más egoístas a las personas
Un estudio realizado en la Universidad de Ohio, Estados Unidos, reveló que el paracetamol podría ocasionar efectos sociales en la salud.
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Un reciente estudio sugiere que el consumo de paracetamol, el fármaco más prescrito y usado por su seguridad y eficacia en la salud, podría ocasionar efectos sociales.
La investigación indica que podría estar reduciendo la empatía de las personas mientras se consume.
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La empatía es uno de los elementos principales para la participación afectiva de una persona, esto implica comprender la realidad ajena y consolidar las relaciones con los demás. Pero, ¿si ese rasgo psicológico humano se estuviera reduciendo por el consumo del paracetamol?
La pesquisa fue realizada en 114 participantes quienes recibieron 1.000 miligramos de paracetamol o un placebo, después de 60 minutos, los integrantes observaron cuatro diferentes escenarios que representaban a dos mujeres y hombres que tuvieron una experiencia positiva.
Los participantes calificaron cuánta satisfacción experimentaban esas personas, y cuánto placer experimentaban ellos mismo al ver esos escenarios.
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El estudio dirigido por el profesor asistente de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, Dominik Mischkowski, reveló que el paracetamol reduce los sentimientos empáticos y el placer personal, pero que no tiene ningún efecto sobre las percepciones del placer y la positividad.
El paracetamol alivia el dolor físico, actúa en algunas áreas del cerebro para lograr ese efecto, específicamente en corteza insular, un área que tiene un rol importante en las emociones.
Los medicamentos y el estado de ánimo
Se ha comprobado que los fármacos tienen importantes efectos en la conducta de las personas al igual que muchas drogas ilegales.
Los antidepresivos, las estatinas, los medicamentos para el asma, antihistamínicos hasta el paracetamol pueden hacer que las personas sean más impulsivas o más inquietas modificando los parámetros de nuestras emociones y personalidad.
Por ejemplo, se descubrió que las estatinas (fármacos para bajar el nivel de triglicéridos y colesterol), aumentó la agresividad en mujeres posmenopáusicas, sin embargo, curiosamente, no en hombres.
Otro caso es el de los pacientes que padecen de Parkinson, el Pramipexole, un medicamento que se usaba en el 2001 para tratar a las personas con este mal, generó adicción al juego incluso en paciente que nunca se habían interesado en ello.
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