Carlos Lindao, el hombre de 123 años que lucha por validar su edad y cumplir su último sueño: hallar a su hijo

La historia del ecuatoriano Carlos Alberto Lindao Vera, vecino del Puerto El Morro, en Guayaquil, ha captado la atención de miles en internet por un dato que desafía cualquier estadística: afirma tener 123 años. Según su cédula de identidad, nació el 17 de octubre de 1902, una fecha que hoy lo coloca en el centro de un debate.

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Lejos de las grandes ciudades, la vida de Lindao se construyó entre manglares y trabajo físico constante. Sus vecinos lo describen como un hombre lúcido y con una rutina activa pese a su edad. Es por eso que el 11 de diciembre de 2025, el Concejo Municipal de Guayaquil lo reconoció en una sesión solemne, destacando su trayectoria de vida.

El último deseo de Carlos Lindao: encontrar a su hijo

Más allá de cifras y récords, hay un anhelo que atraviesa la historia de Carlos, conocido por todos como “Don Carlitos”, que espera cumplir antes de morir: reencontrarse con el hijo que tuvo a los 13 años y nunca conoció.

Según su propio testimonio, tuvo una relación con una joven de 14, de la que nació un niño. Poco después, su familia se la llevó y, desde aquel entonces, no volvió a saber de los dos. Hoy, ese hijo tendría alrededor de 110 años. Lindao es consciente de que quizá ya no viva, pero mantiene la esperanza de que alguno de sus descendientes pueda saber de él.

“Yo quisiera que lo traigan. O a sus hijos o a sus nietos, para verlos una vez. No lo conozco, ni él, tampoco él a mí. Es mi único hijo. Ojalá que con estas entrevistas, alguien sepa de él. Espero que pase antes de morir", comento al portal Primicias de Ecuador.

Carlos es el único sobreviviente de su familia, sus hermanos, padres y su esposa ya murieron y solo él espera el día de su partida, a la par que se mantiene trabajando en el puerto que lo vio nacer.

Mientras espera noticias de aquel hijo que no olvida, el caso de Lindao se sostiene entre dos escenarios: el de la documentación nacional ecuatoriana que lo sitúa en 1902 y el de una vida activa, marcada por el trabajo. Cuando su historia dejó de ser local y apunta a un récord mundial, surge la pregunta clave: ¿puede Carlos ser reconocido como el hombre más longevo del mundo? Sus amigos y vecinos esperan que sí.