Se contagió de COVID-19, pero sufre raro efecto colateral: su miembro viril se redujo casi 4 centímetros

La enfermedad de coronavirus puede provocar efectos secundarios en el organismo de una persona tras su contagio. Ese fue el caso de un hombre, de unos 30 años, quien reveló que padeció de disfunción eréctil tras ser internado por COVID-19 en julio del año pasado en Estados Unidos.

Según declaró en el podcast de consejos sexuales How To Do It, el problema que tuvo tras el contagio de coronavirus afectó gravemente al hombre estadounidense. “Tuvo un profundo impacto en mi autoconfianza y mis habilidades en la cama”, señaló.

Todo comenzó cuando salió del hospital, pues detectó que tenía algunos problemas de disfunción eréctil. Si bien pudo mejorarse tras recibir tratamiento médico, el hombre indicó que su miembro viril se ha reducido casi 4 centímetros.

 “Antes de enfermarme, estaba por encima del promedio, no enorme, pero definitivamente más grande de lo normal. Ahora he perdido alrededor de una pulgada y media (3.81 centímetros). Aparentemente se debe a un daño vascular, y mis médicos piensan que es probable que sea permanente”, declaró a un medio de EE.UU.

¿Qué dicen los especialistas sobre el caso?

De acuerdo al Dr. Charles Welliver, urólogo y Director de Salud Masculina en Albany Medical College, Nueva York, el contagio por COVID-19 puede provocar disfunción eréctil y, en ciertos casos, un encogimiento del miembro viril que persiste durante un cierto tiempo.

“Hay problemas vasculares bastante significativos que ocurren con los hombres. Los estudios han demostrado que los hombres pueden tener priapismo, la erección prolongada que es peligrosa en sí misma, y los hombres también pueden tener disfunción eréctil por COVID-19 por lo que puede ir en ambas direcciones”, indicó el especialista.

“Cuando los hombres tienen disfunción eréctil, tienen una falta de erecciones por un tiempo, y cuando eso sucede, en realidad se encogen un poco”, agregó.

Cabe resaltar que la reducción del tamaño del miembro masculino es un síntoma raro de personas que desarrollaron coronavirus prolongado, según un estudio realizado por el University College London, llevado a cabo con 3.400 personas.