Valdelomar de vuelta y media con todos sus cuentos en Revuelta editores

Por: Jorge Ita Gómez

Abraham Valdelomar, uno de los más destacados renovadores de la narrativa contemporánea en nuestro país, vuelve remozado con todos sus cuentos a la escena cultural, en la Colección Bicentenario del sello Revuelta editores, que dirige David Ballardo Salas. Un gran aporte a nuestras letras.

Así resumía Valdelomar, su credo y estética: “Mi arte es para los limpios de corazón, para los sanos de espíritu, para los ebrios de ilusión, para los puros, los comprensibles, los buenos; los que tienen miel en el panal del corazón, perfume en la corola del espíritu, suaves colores en los pétalos del sentimiento, música alada en los vergeles de la conciencia”.

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En efecto, Abraham Valdelomar (Ica, 1888-Ayacucho, 1919), uno de los más destacados renovadores de la narrativa contemporánea en el Perú, audaz e iconoclasta por antonomasia, conocido también como “El conde de Lemos”, hecho un varón dandy como cuando paseaba por el Jirón de la Unión rumbo al Palais Concert encabezando la bohemia limeña imperante en la época, como gran animador cultural de siempre con el “Movimiento Colónida”, ha vuelto remozado con todo en la Colección Bicentenario del conocido sello Revuelta editores, que dirige David Ballardo Salas.

Se trata de Valdelomar-Cuentos completos divididos en Cuentos criollos: El caballero Carmelo, Los ojos de Judas, El vuelo de los cóndores, Yerba santa o Hebaristo, el sauce que murió de amor y más; Cuentos exóticos: El palacio de hielo, La virgen de cera (narración irlandesa); Cuento cinematogrático: El beso de Evans; Cuentos yanquis: Tres senas, dos ases, El círculo de la muerte; Cuentos chinos: Los chin-fu-ton, o sea, la historia de los hambrientos desalmados, Whong-Fau-Sang, o sea, la torva enfermedad tenebrosa y otros relatos; Cuentos humorísticos: como Mi amigo tenía frío y yo tenía un abrigo cáscara de nuez; Los hijos del sol: Los hermanos Ayar, El alma de la quena, El alfarero y otros más; y Cuentos fantásticos: El hipocampo de oro y Finis desolatrix veritae.

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Toca ahora al lector sentir toda la carga lírica y las voces múltiples de estas enternecedoras, vívidas historias y personajes inolvidables de estos relatos de la pluma, el genio y figura de Valdelomar, autor también del no menos conocido poema de culto “Tristitia”, un clásico de las letras peruanas que nos hace soñar, como pocos, con nuestra lejana infancia azul.