Madre de "Corazón Serrano": “Edita Guerrero me cuida desde el cielo”

Pamela Arteaga

Es toda una guerrera.  Y no tuvo vergüenza en contarnos que logró superar las adversidades que le puso la vida; sin embargo, aún le cuesta recuperarse de la pérdida irreparable de su querida Edita. 

Ella es doña Eladia Neira de Guerrero, madre de los fundadores del grupo Corazón Serrano, quien nos abrió las puertas de su casa para contarnos su historia de alegrías y tristezas.

Hoy, sin duda, será un Día de la Madre diferente, pues no recibirá el abrazo o la llamada de su hija Edita. 

  —Doña Eladia, ¿cómo celebrará el Día de la Madre?

—Lamentablemente no podré pasarla junto con ellos (hijos) porque tienen presentaciones pendientes en el sur del país. Pero estoy segura que me llamarán para saludarme, caso contrario me molesto. Que no se olviden que tienen una madre.

—Usted es mamá de nueve hijos...

—Así es, se llaman Edwin, Lorenzo, Noemí, Irma, Calixto, Leo, Floro, además de Wilson y Edita que fallecieron.

—Todos ellos saben el significado de tener una mamá...

 —Todos ellos deben reflexionar acerca del valor y respeto que deben tener por la madre. Varios de ellos tienen esposas y saben lo importante que es este día para ellas.

—¿Le fue complicado su crianza?

—Trabajaba como agricultora en el poblado de Cachiaco, Ayabaca. Pese a que el trabajo era muy duro, nunca les faltó nada a ninguno de mis hijos.

—¿Qué les aconsejabas?

—Siempre les decía que trabajen mucho y que se alejaran de las malas juntas, las drogas y la delincuencia.

—¿Cuál sería su mejor regalo?

—Tener a mi hija Edita a mi lado. Es lo que más quiero.

—Será el primer año que no la pasará junto a Edita...

—Es un momento bastante triste para mí y toda mi familia. Siempre la recordaré con mucho cariño, a pesar de que ha dejado un gran vacío, ella siempre estará en mis oraciones.

—¿Cómo le celebraba Edita su día?

—Ella siempre coordinaba con sus hermanos para hacerme una gran cena. Incluso me compraban una torta.

—¿Verá a sus nietos?

—Todos mis nietos vienen a visitarme ese día. Seguramente que los hijos de Edita también vendrán

—¿Es una mamá celosa?

—Tanto a Edita como a Irma les aconsejaba que no tuvieran enamorado, por eso les pedía que no se junten con algunas amigas de su colegio. Primero tenían que acabar sus estudios, porque después no quería que salieran con su domingo siete.

—¿Ellas eran de recitarle poemas?

—Siempre les gustaba actuar en el colegio por el Día de la Madre. Eso me llenaba de orgullo, además sacaban buenas notas, pese a que viajaban mucho con el grupo.

—Si pudiera decirle algo a Edita, ¿qué le diría?

—Que nunca la voy a olvidar y sé que nos cuida desde el cielo a todos nosotros. Te quiero mucho, hija.