Hincha Israelita cuenta cómo era su vida antes de conocer la palabra de Dios: “Era malo, robaba zapatillas”

Reconoce que estuvo cegado por el alcohol. Casi se separa de su esposa por amor la selección peruana y lloró cuando se fue Ricardo Gareca. Conoce el lado B del Hincha Israelita.

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Hincha Israelita se despoja de su túnica y nos muestra su faceta como albañil.
Hincha Israelita se despoja de su túnica y nos muestra su faceta como albañil.Fuente: Composición El Popular. - Crédito: Foto: Abraham Alvarado

En Villa María del Triunfo, al sur de Lima, David Chauca se desprende de su túnica rojiblanca con la que sigue a la selección peruana y nos abre las puertas de su trabajo como albañil para contarnos sobre su vida, su buena relación con Ricardo Gareca, sus altibajos con la Bicolor y los momentos más complicados que pasó con su esposa y familia. Esta es la historia del Hincha Israelita.

El Popular Deportes llegó hasta el lugar de labores del pintoresco personaje de la selección, que no ha podido estar en los partidos amistosos FIFA contra Alemania y Marruecos, pero ahora promete llegar bien para las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026.

—La última imagen que se tiene de usted son las del sufrimiento en Qatar y de su accidente.
–Las lágrimas en Qatar fueron porque me sentí culpable al dejar lo espiritual e irme por lo material, tenía vergüenza de poner los himnos espirituales. Para Estados Unidos será diferente. Y el accidente me dejó postrado dos meses sin hacer nada.

Las lágrimas por el adiós del Tigre: su amistad con Ricardo Gareca

—¿Cómo tomó la salida de Ricardo Gareca de la selección?
—Quería que el profesor siga. Son decisiones de la FPF. Un abrazo al profe y desearle lo mejor a Juan Reynoso.

—¿Lloró por Gareca?
—Sí, es que con el profesor había bastante confianza. Me dolió.

—¿Algún gesto que recuerda del Tigre?
—Me gustó cuando dijo: “Que se vayan todos, menos el Israelita”. Cada vez que lo recuerdo me da tristeza y alegría. No le importó de qué religión soy.

—¿Alguna vez Gareca le lanzó un ‘centro’?
—Sí, claro. Recuerdo que luego que Perú clasifica al Mundial de Rusia, me veo con el profesor en el hotel Westin y me mira desde su carro, se ríe y me dice: “Estoy agradecido por tu apoyo, ¿quieres una propina?”.

—Provecho.
—Le dije: “Es su voluntad, profesor”. Sacó su billetera y me dio esos billetes de los que están lejos, de todos los colores. Ja, ja, ja. Pero él quedó en ir a Cieneguilla.

—¿Ir a Cieneguilla?
—Cuando Perú juega con Bolivia (Lima) y viaja a Venezuela. Le dije que si hacía una ofrenda al Dios de Israel iba a ganar los dos partidos, el profesor sacó un billete y me mandó a hacer la ofrenda. Fui rápido con la plata, porque la tentación es grande. Ganamos los dos partidos y me prometió ir a Cieneguilla. Antes que se vaya recordó su promesa.

—Gareca ya está en Argentina.
—Allá también hay israelitas. Pero cuando Perú viaje a Argentina por las Eliminatorias, me doy una escapada a Vélez Sarsfield. Chambeo en construcción y ya hice mis proyecciones: venderé zapatillas por internet. Hay la promesa de ir a todos los partidos en todos los países.

El Hincha Israelita junto al Tigre Gareca.

El Hincha Israelita junto al Tigre Gareca.

El Hincha Israelita y su pasado detrás de la túnica

—¿Cómo nace el Hincha Israelita?
—Desde niño oraba para que Perú gane. Los jugadores rezan. Entonces me dije que también importa la parte espiritual y hablé con mis hermanos para que Dios ayude a romper el maleficio e ir al Mundial. Estoy desde el 2010.

—¿Tuvo vergüenza cuando comenzó con su personaje?
Al principio sí. Sentí rechazo de algunos, peor cuando nos quedamos eliminados. Pero estaba convencido porque Dios me lo ordenó.

—¿Pensó dejar el personaje del Israelita?
Eso pasó en la Videna. Yo estaba parado y la gente pasaba insultándome: salado, anda a trabajar. En ese momento clamo a Dios y le pregunté por qué pasaba eso. Al final hice oídos sordos y me quedé con más fuerza.

—¿Cómo toma su familia, su esposa, su ausencia para estar con la selección?
Al principio había problemas en mi hogar, ya que dejaba de trabajar diez días para estar en los entrenamientos hasta el día del partido. Ella se molestaba, me decía que la selección era como mi amante porque me olvidaba de ella y de mis hijos. Yo cumplo con mi familia: dejo el dinero de la semana adelantada.

—¿Casi se termina su relación con su esposa?
—Nunca lo conté. Recuerdo que mi señora e hijos estaban enfermos, pero yo quería ir a la Videna. Escucho una voz que me dice: “Ellos no se van a morir”. Cuando volví a casa mi esposa me dijo: “Si amas más a tu selección, te vas, me voy con mis hijos”.

—¿Qué pensó?
—Que ya no debía ir, no quería perder a mi familia. Tomé mi moto, lloraba, pero si tengo una orden de Dios y ella se va, pues se va. Una hora después ella volvió y me dijo: “Mañana tienes que ir a la Videna”. Mis hijos se sanaron, fue un milagro.

David Chauca trabaja para ahorrar y estar con la selección.

David Chauca trabaja para ahorrar y estar con la selección.

Alcohol, violencia y perdición: el Hincha Israelita se redimió en la palabra

—Antes de que sea israelita, ¿cómo era su vida?
—Era una persona mala, no tenía escrúpulos y robaba, le levanté la mano a mi papá. Estudiaba marketing en IDAT, pero conocí la vida mala. Me gastaba la plata de la pensión. Fue ahí que conozco a los israelitas. Dejé de estudiar y me interné tres meses en Cieneguilla y conocí la palabra, sino hoy estaría muerto.

—A sus 47 años, ¿de qué se arrepiente?
—De lo malo. Le pedí disculpas a casi todas las personas que les hice daño.

—¿Por qué robaba?
—Tomaba. A veces no había plata para seguir e iba a robar zapatillas, cogoteaba, otro día agarraba las zapatillas y me iba corriendo.

—Antes de terminar, comentó previo a esta entrevista, que nadie se responsabilizó de su accidente.
—Regresaba de Cieneguilla y me accidenté. Me operé, me apoyaron, pero las secuelas siguen. Mi mano tiene fisura y sufro las consecuencias. No me acuerdo su nombre, él me conoce y le pido que se haga responsable o que me apoye en algo. La última vez que lo escuché quería ir a juicio, yo no quiero. Que me reconozca algo. Lo dejo en manos de Dios.

—Ha sido muy amable.
—Gracias a ti y... ¡Arriba, Perú!

Foto: Abraham Alvarado.

Foto: Abraham Alvarado.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista especializado en deportes y con interés en el de guerra. Licenciado en la Universidad Tecnológica del Perú. Redactor senior en El Popular, con capacidades en diseño y edición. Interesado en temas de política, ambiental y cultural.

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