Carlos Cumapa habla sin medias tintas sobre el Papá: “En Cienciano hacíamos olla común para almorzar”
Dice que se perdió la mística ganadora y que no hay amor por la camiseta. Jugó con Pizarro y Chicho Salas y sigue esperando el partido de despedida que le prometió Juvenal Silva.
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Fue el último caudillo de Cienciano, el que ponía la pierna fuerte e imponía respeto. Carlos Cumapa, excapitán del Papá, habla sin medias tintas del presente del cuadro imperial y recuerda sus vivencias en el fútbol, donde fue compañero de Claudio Pizarro y del Chicho Salas.
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—¿Qué ha sido de su vida?
—Estoy abocado a mi escuela de fútbol acá en Huánuco. No hay oportunidades para dirigir en Liga 1, no soy ningún improvisado hice la carrera de entrenador, también estudié gerencia deportiva y contabilidad.
—¿En Cienciano hubo alguna oportunidad?
—Hace tiempo hablé con Sergio Ludeña, me dijo que iba a ver, pero nada, tampoco lo voy a rogar. Las personas pasan, pero las instituciones quedan. Así de ingrato es el fútbol y no es el trato que nos merecemos, quienes nos matamos por Cienciano pasando momentos difíciles.
—¿Pasó penurias ?
—La pasamos dura. Hubo momentos en el que Juvenal Silva nos debía y había que hacer olla común para almorzar tallarines con pan.
—¿Qué le parece el Cienciano de hoy?
—No veo un equipo aguerrido, se ha perdido esa mística ganadora. Hoy los jugadores tienen todas las comodidades y parecen bailarines de ballet porque acaba el partido y salen limpiecitos porque ni de carretilla se tiran. Además hay otra cosa que se ha perdido.
— ¿Cuál?
—Cuando jugué en Cienciano (1997-2002) hubo varios jugadores cusqueños como Palomino, Pocho Morales, Pozgay, Garrafa, el Burro Carrasco, Ccahuantico, Zúñiga, Parihuana, lo cual le da una identificación al equipo. Ya no veo cusqueños netos.
—¿Qué le parece Leonel Álvarez como entrenador?
—Puede venir Guardiola, pero son los jugadores los que resuelven en la cancha. Deportivo Garcilaso, sin grandes contrataciones está haciendo una mejor campaña. Jorge Parihuana, quien dirigía la reserva, debió ser el técnico y darle la confianza como lo hizo Alianza Lima con Chicho Salas.
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JUGÓ CON PIZARRO Y SALAS
—Jugó con Chicho Salas en San Agustín, ¿cómo era?
—Chicho era bien jodido. Un jugador aguerrido y aplicado, por eso llegó a Alianza y la selección. Me alegra sus progresos como entrenador y desde acá un saludo.
—Y en Pesquero jugó con Claudio Pizarro.
—El profesor Roberto Chale fue quien lleva a Pizarro a Pesquero cuando tenía 17 años y en una charla le dijo bien claro: “Quédate arriba como delantero, que ahí está la plata”.
—¿Es verdad que estuvo cerca de jugar por Universitario?
—En 1995 Universitario me quiso contratar, Alianza Lima también, pero si fichaba no iba tener continuidad. Cuando el profesor Amoretti llegó a San Agustín me llevó. No pagaban mucho, pero jugaba. Ahí fui tuve como compañeros a Chicho Salas y su hermano Omar
—¿Qué es Cienciano para usted?
—Cienciano es un sentimiento y agradecido por defender sus colores, orgulloso de haber sido capitán y formar parte de ese cambio, cuando empezó a hacerse grande y clasificar por primera vez a la Copa Libertadores el 2001.
—¿Cómo era el tema disciplinario?
—Jurado y Ternero manejaban bien el grupo y tenían la costumbre de ir a la casa de los jugadores. Una vez Jurado pidió a los que eran casados que lleven al Cusco a sus esposas. A veces cuando ganábamos un partido importante los muchachos me pedían que hable con el profesor para que nos dé permiso para salir y accedía, pero solo hasta la 1:00 a.m.
—¿Es cierto que Juvenal Silva le prometió un partido de despedida?
—Me retiro en junio del 2002 por una lesión en la rodilla y Juvenal me dijo que me iba organizar un partido de despedida como homenaje. Vinieron los problemas económicos en el club y hasta ahora sigo esperando por ese partido. Jajaja.
—¿Qué le diría a los jugadores de Cienciano?
—¿Que defiendan con honor esa camiseta, no cualquiera se la pone. Se puede ganar o perder, pero nunca debe faltar la actitud. Y otra cosa que no puede faltar.
—¿Cuál?
—Cienciano debe volver a hacerse fuerte en el Garcilaso, donde ganábamos todo. Con los triunfos vendrán los logros, se llenará el estadio, todos ganarán y los hinchas se lo agradecerán siempre. De ellos dependen para que Cienciano recupere su mística ganadora.