Javier Arce, de profesor de educación física a DT: "Uribe fue mi maestro en el fútbol"
Está agradecido al Diamante y le gustaría hacer dupla con él. No le incomoda que le digan Arcelotti y espera ascender con Alfonso Ugarte.
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Como un docente del fútbol, en todo el sentido de la palabra, puede definirse a Javier Arce, quien antes de ser entrenador se graduó como profesor de educación física, luego hizo la carrera de preparador físico llegando a trabajar 16 años con Julio César Uribe.
En 2012 inició su carrera como técnico, llegando a ser campeón del Torneo Apertura con Binacional en 2019. Hoy de vuelta al altiplano, espera lograr el ascenso con Alfonso Ugarte de Puno.
—Sus inicios fueron como preparador físico, ¿cuándo y cómo toma la decisión de dirigir?
—En 2011 consigo la licencia para ser entrenador y fue un cambio de estatus. El primer equipo que dirigí fue José Gálvez en 2012. Una año antes había estado como preparador físico con Unión Comercio que clasificó a la Copa Sudamericana.
—Trabajó años con Julio César Uribe como preparador físico.
—Con Uribe trabajamos juntos 16 años en clubes nacionales, en la selección y en el exterior. Fue valioso trabajar con un técnico de sus características, aprendí mucho de él.
—¿Fue su maestro?
—Sí porque aprendí mucho de él y uno trata de canalizar los conocimientos. Julio César es uno de los amigos que me regaló el fútbol. También aprendí de Juan Eduardo Hohberg, pese a que trabajé solo dos años con él.
—No es de lucir ternos como Uribe.
—Cada uno tiene su estilo. Yo voy a Gamarra nomás. Ja, ja.
—¿Le gustaría formar una dupla técnica con Uribe?
—Sería un honor. Uno no debe cerrar las puertas a cualquier posibilidad mientras sea un trabajo serio donde haya responsabilidad, compromiso y seriedad y Uribe reúne todo eso.
—¿Le incomoda que le digan Arcelotti?
—No, es la creatividad de la gente. El fútbol por ser mediático nos convierte en figuras públicas y hay que aceptarlas porque son de buena vibra guardando las distancias.
—¿Aceptaría la sugerencia de un jugador?
—Todo es conversable en el fútbol como en la vida y cualquier profesional. Si uno tiene que escuchar a jugadores y dirigentes puede ser una gran ayuda.
—¿Se tomaría un trago con sus jugadores?
— No lo hice, ni lo haría, pero sí un brindis.
Alfonso Ugarte
—Aparte de ser entrenador, preparador físico es también profesor de educación física.
—El ser docente, profesor de educación física y trabajar en el nivel universitario, paralelamente con el fútbol me da un espacio importante para manejar un grupo.
—¿Qué expectativas en este reto con Alfonso Ugarte de Puno en la Liga 2?
—Lograr el ascenso, tratándose de su historia en el fútbol peruano. Hay que sacarle ventaja a la localía, siempre que se sepa trabajar para que el equipo juegue bien y saque resultados. La altura no solo gana.
—¿Le costó decidir dirigir en Liga 2?
—La Liga 2 también es fútbol profesional. Me animó la propuesta, seriedad y proyecto del club. Al recibir la propuesta me puse averiguar las estadísticas, antecedentes y la temporada anterior no tuvieron problemas económicos y administrativos. El año pasado también estuve en Liga 2 con el Atlético Grau, pero a mitad de año me fui a Sport Huancayo.
—Usted que es de viajar al exterior para hacer pasantías, ¿piensa ir al mundial?
—Estos dos últimos años no viajé por la pandemia. Ir al mundial es interesante por el espectáculo, pero gracias a la tecnología también se pueden adquirir conocimientos viendo la televisión. Considero que más enriquecedoras son las charlas con entrenadores, preparadores físicos y profesionales del fútbol.
—¿Alguna anécdota de esos viajes?
—Hace años estuve en Paraguay viendo entrenamientos y partidos y tuve un contacto con el Chiqui Arce, que dirigía Nacional. Pactamos una reunión de dos horas que al final fue de 10 horas y luego tuvimos más reuniones.
—¿Sueña con llegar a dirigir la selección?
—Claro, no sé si a largo o a corto plazo como sueña todo peruano. Me tocó estar en la selección absoluta como preparador físico en dos Copa América y una Eliminatoria. También en una Sub 17, Sub 20 y femenina.