Renato Tapia sobre su salto a España: "En el Celta me estoy haciendo más profesional"
Entrevista. Renato Tapia aseguró que estar en la liga española lo hace trabajar el triple.
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VIGO. (EFE). Renato Tapia es una de las sensaciones del nuevo Celta de Vigo de Óscar García Junyent. Ha recalado en el campo de Balaídos tras despuntar en el fútbol holandés, a donde emigró con 17 años para vestir las camisetas de Twente, Willen II y Feyenoord.
Ahora, con 25 años, le llega el reto más importante de su carrera: triunfar en La Liga. Se define como “un líder”, y no esconde que ha tenido que trabajar duro para adaptarse a la exigencia del campeonato español. No tiene dudas: el Celta tiene que ser un aspirante a Europa.
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¿Cómo están siendo sus primeros meses en Vigo?
Muy bien, muy bien. La verdad que la gente me ha recibido de la mejor manera. Pasé mi cumpleaños aquí (28 de julio), no pensé pasarlo porque no conocía a mucha gente, pero al final lo pasé muy bien, es uno de los mejores recuerdos que tengo. El hecho de estar en un lugar donde te sientes querido, donde sientes que puedes hacer las cosas bien, es muy importante para mí. De momento todo va de maravilla.
El Celta viene de dos temporadas de mucho sufrimiento, pero ha arrancado La Liga sumando cuatro puntos de seis posibles. ¿El objetivo tiene que ser la permanencia o son más ambiciosos?
Estos dos años que pasaron ya han quedado atrás, no podemos pensar en la permanencia. Tenemos un equipo muy ambicioso, con ganas de crecer y de pelear por quedar entre los seis o siete primeros, de poder llegar a una competición europea. En este momento eso es primordial, es lo que queremos tanto los jugadores como el entrenador.
EL GRAN SALTO
En su presentación como jugador del Celta dijo que tenía que prepararse para el salto que supone su llegada a la liga española. ¿Ya ha notado ese salto?
Sí, sí. Físicamente creo que me he exigido muchísimo más. Tuve que profesionalizarme un poquito más, saber que esto me iba a costar el doble o el triple y que tenía que ponerme bien para poder aguantar todo el partido o lo que me toque jugar.
Desde su llegada se ha convertido en un fijo para Óscar García, quien lo ha elogiado públicamente. También sus compañeros. ¿Se siente ya un jugador importante?
Sí, pero yo creo que todo jugador se tiene que sentir importante, esté jugando o no. Todos somos importantes, lo demostramos el otro día contra el Valencia porque los chicos que entraron lo hicieron muy bien.
DE ROJO Y BLANCO
Es el tercer futbolista peruano en vestir la camiseta del Celta tras Chemo del Solar y Jayo, dos históricos del fútbol de su país. ¿Qué supone para usted?
Es un orgullo poder vestir la camiseta del Celta. Todavía no he tenido el placer de charlar con ellos, pero sé que han sido jugadores muy buenos en su momento. Jayo, quizás, se asemeja un poco más a mí. Estoy contento de que otros peruanos hayan hecho las cosas bien aquí, ojalá también se me dé a mí.
¿Cómo se define en cancha?
Me gusta ser un líder, el liderazgo creo que es una de mis mayores virtudes. Lo he demostrado en la selección, he intentado imponerme un poquito. Una de mis mayores virtudes es tratar de ayudar al compañero, para eso trabajo.
UN PASO ADELANTE
¿Cuándo se dio cuenta de que llegaría a ser futbolista profesional?
Cuando llegué a la selección sub-20 con 17 años, y justo también empalmó con irme a Holanda de prueba. En ese momento dije: aquí se termina todo, soy futbolista profesional. Terminé bien mi colegio, tuve la oportunidad de terminarlo un año más de lo normal, y salí muy chico de mi casa para dar ese paso.
Con 15 años se fue a probar al Liverpool y lo descartaron por una sorprendente decisión –los técnicos consideraban que era “demasiado bajito”–. También probó en el Tottenham. ¿Eso lo hizo más fuerte?
Sí, yo creo que sí. Cuando fui a Liverpool me probé como central y entonces eran gigantes, se caracterizaban por su físico. Me chocó –su argumento– pero no me molestó, porque fue una linda experiencia. Me hizo más fuerte y darme cuenta de que prácticamente estaba fuera del fútbol profesional. Me hizo reflexionar, pensar que si daba un poquito más de mí podía llegar a grandes cosas.
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