Tito Chumpitaz recuerda cómo forjó a futbolistas ya consagrados: "Advíncula trabajaba en construcción"

Formó a Corzo, Sánchez, Flores, Zela, Quevedo, entre otros. Dice que la pandemia lo ha golpeado y que su academia sigue cerrada.

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Formó a Corzo, Sánchez, Flores, Zela, Quevedo, entre otros.  Dice que la pandemia lo ha golpeado y que su academia sigue cerrada.
Formó a Corzo, Sánchez, Flores, Zela, Quevedo, entre otros. Dice que la pandemia lo ha golpeado y que su academia sigue cerrada.

Lo recuerda como si fuera ayer. Tito Chumpitaz tuvo la difícil tarea de formar a muchos jugadores, algunos de ellos de la talla de Edison Flores, Luis Advíncula o Aldo Corzo, quienes hoy la rompen en sus respectivos clubes y la selección peruana.

El entrenador nacional no quiso dejar pasar la oportunidad de contar algunas anécdotas cuando los dirigía en la Escuela Héctor Chumpitaz y en menores.

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—¿Escuchó la anécdota que contó Edison Flores?

—Qué dijo ese desgraciado (risas). Ahora ya no dice que salió de nuestra escuela (risas). Cuando la gente consigue lo que quiere se olvida de todo como (Kevin) Quevedo u otros (risas).

—Contó que usted no lo dejó jugar en Segunda porque sabía que iba a llegar lejos.

—Eso fue verdad. Cuando dirigía a Atlético Minero el 2009, Edison se me acercó para pedirme jugar en Segunda con 15 años. Yo le dije que no, que se quedara en la Academia porque iba a jugar en el mejor equipo del Perú y lo llevé a la “U”.

—¿Te sorprendió su pedido?

—No, porque él era un chico muy pobre y si firmaba contrato con Minero iba a ganar su platita, pero yo sabía que iba a ser un grande. La “U” lo apoyó mucho, por eso quiere tanto al club.

—¿A qué otras figuras has podido aconsejar?

—A muchas como Advíncula, Corzo, Zela y Joel Sánchez, a quienes tuve en esa selección Sub 20 del 2009 que muchos me criticaron porque no le ganamos a nadie.

—¿Te dolió las críticas?

—Era un equipo nuevo. Los que fueron al mundial no estuvieron porque eran de otra categoría. Pero esa promoción al final nos ayudó a clasificar al Mundial de Rusia.

—¿Advíncula siempre fue así de palomilla?

—Sí, era muy gracioso. Un chico muy alegre pero también sufrido. Cuando lo convocamos del Bentín llegaba con las manos llenas de callos porque desde muy pequeño trabajaba en construcción civil.

—Un jugador que salió de abajo…

—Sí, siempre fue una buena persona y me da mucho gusto el lugar donde está ahora.

—¿Y a Aldo Corzo cómo lo recuerda?

—Lo fastidiabanpor un problemita al hablar (risas) pero es un chico muy tranquilo con mucha garra. Fue profesional, correcto, buen hijo y buen compañero, pero no baila nada (risas).

Pandemia desastrosa

—¿Cómo ha pasado estos días de cuarentena?

—Han sido días muy duros, sin chamba y sin nada. Viendo proyectos nuevos porque todo ha cambiado. Tenemos que ver otras cosas.

—¿Y ahora qué hará?

—No sabemos porque todavía nuestro complejo está cerrado. El fútbol federado y formativo no tiene luz verde. En pocas palabras, no tenemos trabajo.

—Sacando pluma, ¿cuánto dinero perdió?

—Bastante porque hemos tratado de cumplir con nuestro personal hasta que ya no podíamos. Esta pandemia fue desastrosa para el fútbol de menores.

—¿A cuántos niños ha dejado de entrenar?

—Más de 300, aparte de nuestras escuelas descentralizadas. Nosotros generamos dinero no para nuestras arcas sino para seguir invirtiendo en los campeonatos en los que vamos a participar o para los estudios y útiles de los chicos, pero con esto ya fuimos.

—¿Cómo está el gran Héctor?

—Está mejor. Salimos de una situación difícil pero igual hay que seguir cuidándolo porque un rebrote y, con la edad que tiene, no va a poder recuperarse.

—¿Pensó lo peor?

—Siempre hay que pensar lo peor porque esta es una enfermedad que nadie sabe cómo se cura. No es que digas que tomando un desenfriolito te libras. Los doctores me decían que no sabían cómo iba a reaccionar mi papá y eso me tenía preocupado.

—Pero al final se recuperó.

—Gracias a Dios reaccionamos rápido y salieron de esta situación. En 14 días mi papá ya estaba afuera de la clínica y con 10 días más de aislamiento se salvó. Son de roble puro, mis viejitos.

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—¿Qué hacía mientras pasaba la cuarentena?

—Hacía trabajo remoto y veía muchas noticias. También leía libros de fútbol, de empresas, de negocios para reinventarme. Va a ser duro volver a empezar.

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