Violeta Delgado otra de las figuras de la selección de menores
TRUJILLO. Violeta Soledad Delgado Gudiel, la líbero de la selección peruana de menores, cuarta en el mundo en el Mundial de Tailandia, regresó a su tierra natal y recibió solo muestras de cariño y agradecimiento. Sus padres, Zulma y César, se sienten orgullosos de ella y vivieron a pleno toda esta travesía, ya que acompañaron a la selección en el Mundial de Tailandia y ahora son llamados el verdadero “Tío Matraca” y la “Tía Parlante”.
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Por Hugo Rodríguez
Fotos: Melissa Paredes
TRUJILLO. Violeta Soledad Delgado Gudiel, la líbero de la selección peruana de menores, cuarta en el mundo en el Mundial de Tailandia, regresó a su tierra natal y recibió solo muestras de cariño y agradecimiento. Sus padres, Zulma y César, se sienten orgullosos de ella y vivieron a pleno toda esta travesía, ya que acompañaron a la selección en el Mundial de Tailandia y ahora son llamados el verdadero “Tío Matraca” y la “Tía Parlante”.
Ellos querían siempre que sea deportista, la pusieron en natación, en básquet, pero fue el voleibol el camino elegido por Violeta, como ella lo cuenta.
—Ya estás retomando tus actividades.
— Sí, todo está volviendo a la normalidad, a reiniciar los estudios también. Porque de nada sirve si eres buena deportista y en los estudios no.
— ¿Qué piensas seguir?
— Quiero ser alguien en la vida, ¿no? Deseo estudiar Ingeniería en la Universidad Pacífico y, ojo, que quede claro que no estoy pidiendo beca (risas...).
— Para entrar al voleibol tuviste que dejar a tu familia
—Tuve que irme con mi mamá a Lima, pasamos días alejados de mi papá y hermanos, y eso es un gran sacrificio. Además, cuando estás en la concentración, pierdes todo contacto. Pero es lo que a una la hace feliz y eso me da fuerzas para seguir adelante.
—¿Quién es tu motivación para estar en este deporte?
— No dudo en mencionarte a Natalia Málaga. A parte de ser mi entrenadora en la selección, ella es todo un ejemplo a seguir, su garra, su picardía y el carácter que impone en cada partido.
—¿Es solo su temperamento o también su técnica?
—En República Checa y Tailandia nos hizo ver videos de la selección de los años 80 y observábamos el coraje que Natalia y sus compañeras le ponían en cada partido. Además, ella nos aconseja no solo para ser mejores en este deporte sino también en lo personal.
—¿Qué anécdota especial tienes del Mundial de Tailandia?
—Fue cuando estaba en el regenerativo con hielo. Por estar bromeando con Ángela Leyva, se me rompió mi cadena y se cayó mi dije, y fue una risa porque todos se involucraron en encontrarlo. Solo después de 40 minutos apareció, tras sacar cubito por cubito. Eso me hizo ver que todas estábamos más unidas que nunca.
—¿Cuál es tu hobbie?
—Me gusta escuchar música con mis amigas.
—¿Canciones románticas? ¿Estás enamorada?
—Nada, escucho todo tipo de música. (Risas...)
—No van a escuchar tus padres...
—Nooo...
—¿Te gusta ir al cine?
— Más que al cine, salir de compras. Aunque mi papá me dice que debo controlarme en los gastos, porque cosa que veo me lo compro.
SUS INICIOS
— ¿Cómo se inicia la pasión por el voleibol?
—Desde muy niña ya jugaba con las empleadas de la empresa de la familia, siempre con un balón y hasta con un globo.
—¿O sea, siempre sabías que serías voleibolista?
—No tanto, mis papás me probaron en varias cosas, en ballet y en natación, básquetbol en el colegio, y me quedé en el vóley.
—Y el vóley ahora es tu vida.
—Tras elegir el vóley dije que mi sueño era vestir un día la camiseta de la selección. Cumplir ese sueño ha significado muchos sacrificios. Luego estuve en el Talentos de Trujillo.
¿Cómo fue ese inicio en Talentos?
—El profesor Carlos Aguilar es una persona que admiro mucho también, me ayudó a darle forma a este sueño de ser voleibolista. Fueron años lindos en Trujillo, nunca me voy a olvidar de que aquí comencé a dar mis primeros pasos en este deporte.
— Ahora eres el orgullo del Perú.
—Desde pequeña anhelé esto y sacrifiqué a mi familia, así como otras cosas. Estar lejos de lo que una hace, de la rutina diaria, alejarnos de todo, estar en concentración y la comida trujillana. Todo es parte de la disciplina que debemos tener si queremos llegar lejos.
—¿Eres la nueva embajadora de Trujillo?
— Estoy agradecida con mi ciudad, en ambos mundiales sé que me han estado apoyando, sabíamos que podíamos quedar mejor. Tratamos de salir adelante, pero no pudimos. Fue horrible todo.
— ¿El deporte da revanchas?
— Sabemos que se pudo lograr más, no estoy satisfecha con el resultado, fuimos cuartos en el Mundial pero sabemos que tendremos nuestra revancha, es cuestión de saber esperar.
La historia de la matraca
La mamá de Violeta, Zulma Gudiel, tiene una versión propia sobre la matraca que acompañó a la selección en Tailandia. “Gonzalo del Valle nos pidió que le prestáramos y al final hasta quiso inscribirlo en Indecopi, pero el resto de padres decían que no porque esa fue nuestra idea. Nosotros la pintamos los colores de Perú y ya lo usábamos en el Coliseo Gran Chimú cuando nuestra hija jugaba en el Talentos Trujillo”, afirmó.