Matadorcitas cayeron ante China pero son el orgullo del Perú

TAILANDIA. Si en algún momento nos tocaba perder, si nos iban a quitar la ilusión de ser campeones, tenía que ser de esta manera: luchando punto a punto, dejando todo desde el primer set, haciéndole frente a rivales de talla mundial. 

Porque a las chicas dirigidas por Natalia Málaga no se les puede reprochar nada. Llegaron en silencio a Tailandia y dejaron el nombre del Perú bien en alto, ni más ni menos que entre los cuatro mejores equipos del mundo. 

China nos arrebató la ilusión de disputar la medalla de oro. Fueron 5 sets de infarto, con parciales de 25-17, 25-22, 20-25, 19-25 y 21-23. 

Los dos primeros sets de Perú nos hicieron pensar que el sueño era posible. Con un bloqueo perfecto que neutralizó los ataques de las “gigantes” asiáticas. 

Sin embargo, en los siguientes dos juegos el conjunto nacional se encontró con una verdadera “muralla china”. El cuadro asiático reaccionó y aprovechó la mala recepción nacional. 

La emoción, el sufrimiento, la agonía llegarían en el último set.  

Muchos nos vimos disputando el encuentro definitorio ante Estados Unidos. El hincha comenzaba a creer cuando el sexteto nacional se puso arriba por 14-10. Las chinas ya estaban en capilla, solo faltaba un punto, pero nunca llegó. Las “matadorcitas” no pudieron aprovechar los “match points” que obtuvieron, con lo que China igualó el compromiso. 

Jugando punto a punto, China impuso su condición de potencia mundial y no perdonó a Perú, que no aprovechó tantos “match points”, y ganó 23-21. 

El partido se perdió, pero nuestra selección ya entró en la historia de las grandes. Hizo soñar a los peruanos y devolvió la esperanza perdida en otras disciplinas. ¡Arriba Perú! 

Una historia distinta   

TAILANDIA. Había dentro de las “matadorcitas” de Natalia Málaga el compromiso de repetir una victoria en los mundiales ante el sexteto de China, tal como ocurrio allá por el 2009, con Vivian Baella, Rafaella Calmet y Clarivet Yllescas, entre otras. Esa vez las aplastamos por un contundente 3-0. Esta vez nos tocó morder el polvo de la derrota.