Las mil y una del “Cabezón” Carmona en el fútbol

El fútbol es su pasión pero también fue su martirio. Alfredo Carmona nos revela hechos curiosos de su paso por Sport Boys y Municipal.

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Armando Arango

Fotos: Arturo Pérez

El fútbol es su pasión pero también fue su martirio. Alfredo Carmona nos revela hechos curiosos de su paso por Sport Boys y Municipal.  

El “Cabezón” ahora es un hombre de negocios y hace un recuento, entre otras cosas, de su experiencia con Jorge Sampaoli, actual entrenador de la selección de Chile.  

“Al principio fue mala, pero ahora somos muy buenos amigos”, reveló el ex jugador de 42 años.  

—Ahora eres un hombre de negocios...

—Sí, desde el 2010 estoy en una empresa dedicada a los complejos deportivos con grass sintético. Tengo una en la Av. Venezuela, otra en Ventanilla y una tercera en el Pentagonito. 

—¿Es lo que soñaste tras el retiro?

—Sí. 

—¿No piensas volver al fútbol?

—Claro, tengo algunos proyectos por cristalizar y espero que el próximo año pueda engancharme en algún equipo de provincia. 

—¿Como técnico o gerente?

—Más como gerente. Siempre me interesó la gerencia. ¿Tú me imaginas de técnico?... Yo tampoco.

De película 

—Cuando aún jugabas, ¿por qué te fuiste de Boys?

—Porque llegamos a una situación extrema. Salí muy decepcionado. Discutí mucho con los dirigentes, había un desorden total. 

—¿Qué te decepcionó ?

—Muchas cosas. Entrenábamos en una cancha mojada, llena de gaviotas. También soportar que el gerente del club me pregunte a cada rato cuándo iba a pagar la directiva y buscar sponsors para pagar concentraciones antes de un partido importante.

—¿Y cuál fue el colmo?

—Tener que concentrar en hoteles de mala muerte y no poder dormir porque otras personas se divertían teniendo sexo. 

—¿También te tocó sufrir en Municipal?

—Sí, era terrible. He vivido lo bueno y lo malo en el fútbol. En Cristal pasé la inversa, pero a lo largo de mi carrera me tocó liderar grupos en situaciones extremas. 

—¿Qué fue lo más dramático?

—El hecho de no cobrar cinco meses ya es una locura. Había que darle pasajes a los compañeros, prestar a cuenta de que te paguen después. Yo los “habilitaba”, porque algunos ni tenían para pagar el nido de sus hijos.  

—Fue paradójico, porque en lo deportivo les fue bien…

—En la dificultad los grupos se hacen fuertes. Los recuerdos de “Muni” son increíbles. Entrenábamos en el Huayna Cápac, donde en plena práctica se cruzaban las vicuñas y los niños, pero íbamos a Matute y derrotábamos a Alianza. 

—¿Has prestado dinero a jugadores y no te han devuelto?

—Sí, muchas veces. 

—¿Cómo fue tu relación con Jorge Sampaoli?

—Al principio, mala. Recuerdo que jugamos en Sullana y ahí lo presentaron. Luego nos hizo entrenar entre las chacras de Sullana. Yo lo encaré y le dije: “No nos puedes hacer esto, recién acabamos de jugar”, y él me dijo: “Yo pongo las reglas”. 

—¿Y después?

—Al final del torneo me dijo que no contaba conmigo pero me quedé y con esfuerzo me gané la titularidad y su confianza. 

—¿Es cierto que es obsesivo en su trabajo?

—Sí. Un día le dije que vaya a ver a su familia y me contestó: “Este no es el momento”. Era un tipo que vive 100% fútbol. 

—¿Y se reía?¿Qué le hacía reír?

—Todo. Tenía un niño adentro, pero cuando trabajaba era muy serio. Le gustaba jugar de todo. Se creía Sport Billy, pensaba que sabía todos los deportes.  

—¿Tienes alguna anécdota con él?

—Un día, con Hansel Arriaga, lo encontramos jugando billas en una concentración. Lo reté y al principio me dejé ganar, luego apostamos una parrilla y metí todas. Sampoli me dijo: “Hey, Carmona, me estafaste”.  

—¿Tienes otra?

—Sí, un día me llamó a las 7:00 de la noche y me dijo: “Alfredo, vení a mi casa, por favor vení urgente”. Pensé lo peor y fui embalado. Cuando llegué lo veo frente a su televisor y me dijo: “Mirá  esta jugada, salió igualita”. Yo casi lo agarro del cuello. En su casa tenía cerros de cerros de cassettes de VHS mirando jugadas. 

—Pero ahora le va bien a Chile…

—Me alegra por todo lo que ha pasado. Es el fruto de su trabajo. Es un tipo muy dedicado al fútbol. Si le dicen para dirigir a pingüinos en la Antártida te aseguro que va.

El terror de Alianza

“Yo siempre me sentí cómodo jugando en Matute. Alianza es el equipo al que más goles le hice en mi carrera. Yo fui formado en la ‘U’, por eso no me molestaba hacerle goles (risas)”, afirmó y agregó: En general, me fue muy bien jugando en La Victoria. Soy una persona muy agradecida con el fútbol”.

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