El gasto emocional, quizás alguna vez has escuchado este término, muy utilizado en finanzas personales, y no sabes qué es o tienes una ligera sospecha. Pues aquí te lo decimos.
Cuando una persona compra por ansiedad, envidia, vanidad, deseo u orgullo eso se convierte en un gasto emocional. Compras para sentire mejor, por impulso, para cubrir una supuesta ‘necesidad’ o demostrar tu superioridad frente al resto.
Esta obsesión de compararse con los demás, en términos de símbolos externos de riqueza, es lo que lleva a muchas personas y familias a vivir más allá de sus posibilidades, acabando con un endeudamiento excesivo e inestabilidad financiera.
A veces, la necesidad de recurrir a hacer estos gastos aparece cuando tenemos la moral baja, no nos sentimos seguros de nosotros mismos y necesitamos objetos materiales para sentirnos mejor. Pero hay que tener cuidado porque pueden causar un agujero en nuestra economía. Analiza primero cada compra que piensas realizar: ¿qué pasa si no lo compro?
Sé consciente de lo que ya tienes y recuerda lo que cuesta conseguir el dinero.
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