Las calabazas con caras terroríficas son uno de los símbolos más representativos de Halloween y también uno de los adornos más utilizados en estas fiestas. Cada año miles de personas tallan calabazas naranjas en Estados Unidos como parte de sus tradiciones por la "Noche de Brujas". Además, es una actividad sencilla para compartir en familia y cada vez son más los que las utilizan en estas fechas
Por esta razón, en El Popular te enseñamos la manera más fácil de crear tu propia calabaza de Halloween sin invertir mucho dinero y que no falte en tu decoración el 31 de octubre.
Las calabazas se han convertido es piezas clásicas de Halloween y son perfectas para tu decoración del 31 de octubre, pues le dará una presencia más terrorífica a tu casa o evento para estas fechas. Aquí te enseñamos cómo preparar una calabaza tu mismo sin gastar mucho dinero y con tan solo unos poco pasos.
Estos son los sencillos pasos que debes seguir para hacer tu calabaza de Halloween:
Lava correctamente la calabaza y sécala con un trapo. Dibuja con un marcador una figura amplia al rededor del tallo de la calabaza. Esta debe ser lo suficientemente grande para que puedas vaciar el contenido con facilidad.
Con cuchillo cortar alrededor de la figura que dibujaste. Evita que el corte sea recto y hazlo poco inclinado para que la "tapa" se sostenga sobre la calabaza.
Una vez termines de cortar la parte superior de la calabaza, utiliza una cuchara para sacar despacio todo el contenido. Cabe resaltar que lo que saques no debes botarlo, pues con eso podrás hacer crema de calabaza.
Con un marcador dibuja la forma que quieres que tenga tu calabaza de Halloween. Es recomendable que lo hagas con trazos amplios para que sea más fácil cortar sin que se pierda forma.
Cuando termines de dibujar tendrás que volver a cortar encima de los bordes que trazaste y así poco a poco tu calabaza tendrá la forma terrorífica que deseas para tu adorno de "Noche de brujas"
Poner calabazas en Halloween parte de la leyenda de un granjero que al morir su alma no fue aceptada ni por cielo ni el infierno y fue condenado a vagar por la eternidad en la oscuridad del purgatorio. Sin embargo, antes de partir le suplicó al Diablo que le diera una luz y este le entregó una braza. El granjero metió la brasa dentro de un nabo y lo utilizó como antorcha en su camino.
De esta historia nació la tradición de poner nabos en las ventanas de los hogares para alejar al diablo en la noche de Halloween. Sin embargo, con el paso del tiempo y la llegadas de migrantes irlandeses, los nabos se cambiaron por calabazas, pues había exceso de estas.
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