Hay muchísimos tipos distintos de tumores cerebrales. Se pueden dividir entre los no cancerosos o benignos y los cancerosos o malignos.
Alejandro Guillermo Andersson, médico neurólogo, neurofisiólogo y director médico del Instituto de Neurología Buenos Aires, explicó en el portal Infobae, cómo aparecen y actúan los tumores cerebrales. ¡Preste atención!
Todos ellos se originan de células normales, algunos de las neuronas, otros de las células que sostienen y que cuidan a las neuronas, también hay tumores que se originan de las envolturas del cerebro, es decir las diferentes capas meníngeas que también envuelven y cuidan al cerebro.
Hay tumores que dependen de la glándula hipófisis, los pituitarios, algunos dependen de la glándula pineal, los pineoglastomas, que dependen de las estructuras del nervio óptico, o que dependen de las células de la médula espinal, hay aquellos embrionarios, que son resabios de tejidos primitivos que han quedado de nuestro nacimiento y que un día se despiertan y toman una conducta maligna.
Los tumores según el tipo tienen diferente velocidad de crecimiento, propagación, que les da características distintas, síntomas diferentes, y que además dependen muchísimo del lugar, de su ubicación, tamaño y tasa de crecimiento, que son los elementos más importantes en cuanto a los síntomas que va a sufrir ese paciente o lo que lo va a llevar a la consulta médica.
Los pacientes se pueden quejar de dolores de cabeza, náuseas o vómitos, de problemas de la visión, borrosa, de trastornos de la sensibilidad, o de la movilidad de un brazo, de una pierna, trastornos del habla, problemas de equilibrio, algunos pacientes pueden presentar confusión, otros cambios de la personalidad, muchos pacientes despuntan con una crisis convulsiva, como si fuera una primera crisis epiléptica y otros tienen problemas auditivos.
Siempre que uno tiene síntomas o signos que son persistentes, que a uno le preocupan, que son llamativos, que son nuevos, hay que consultar al médico.
La exposición a la radiación: las personas que estuvieron expuestas a un tipo de radiación del tipo ionizante corren mayor riesgo de padecer un tumor cerebral. Por ejemplo, como sucedió con la población japonesa que sufrió la radiación ionizante de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Otro posible factor son los antecedentes familiares de tumores cerebrales. Hay un pequeño porcentaje que se producen en personas con este tipo de antecedentes y pareciera que la genética juega un papel importante al aumentar este riesgo.
A veces, los tumores cerebrales en realidad no se originaron en esta región, sino que son metástasis.
El paciente que tiene un tumor cerebral no tiene más posibilidad de desarrollar una enfermedad por COVID-19. Por otro lado, la persona que tiene un cáncer y desarrolla esta afección, no tiene por qué complicarse más que la población general.
Por supuesto que tiene que avisar a las autoridades sanitarias y en base al estado que tenga, el médico, el centro de salud, tendrá que ver cómo hacer un seguimiento adecuado.
Es muy importante que los pacientes oncológicos tienen que seguir con todos los tratamientos, que no los suspendan, dilaten o cancelen, por más que esté el coronavirus.
El miedo a ir a los centros médicos por el contagio está presente, pero el posible riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2 es bajo, mientras que suspender tratamientos con eficacia demostrada tiene un alto riesgo de complicar la evolución del tumor.
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