Existen opiniones contradictorias sobre el ruido que hacen las mujeres durante el sexo. No falta quien asegure que las mujeres demasiadas escandalosas en la cama es porque están fingiendo que disfrutan del sexo.
Sin embargo, ser una mujer que no modula el nivel de sus gemidos durante los encuentros sexuales con su pareja tiene ventajas, y todas apuntan a un mismo objetivo: experimentar de manera más intensa sus orgasmos.
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Las mujeres que no reprimen sus ganas de gemir o gritar más allá de lo normal durante el sexo, se muestras más seguras de sí misma, y, por tanto, exigirán más y mejor buen sexo de parte de su pareja.
Esta comunicación favorecerá la relación de la pareja a nivel sexual y emocional, permitiendo que se complemente satisfactoriamente.
Escuchar los propios gemidos es un buen estimulador sexual. Dejar que los gemidos aumenten en intensidad, es un ejercicio de liberación para la mujer, invitándola a dejarse llevar por todo el placer que este experimentando, entregándose totalmente.
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Reconocer que se disfruta escuchando los propios gemidos, le permite a la mujer conocer algo más sobre su propia sexualidad.
En algunos casos, gritar sin restricciones las puede hacer sentir más excitada y predispuesta a probar nuevas cosas en el sexo.
Dejar salir todos los gritos y gemidos productos de la sesión de sexo, no solo es gratificante para la mujer, también lo es para su pareja, que experimenta un momento sumamente erótico, que además eleva su ego al saber que provoca esas reacciones totalmente desinhibidas en ella.
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