Maritza Llanos V.
Una de las enfermedades que suele confundirse con la gripe durante el cambio de estación es la rinitis alérgica, que es la inflamación de la mucosa nasal en respuesta a los alérgenos ambientales (ácaros, polvo, hongos, mohos y pelos de mascota).
SÍNTOMAS QUE PRESENTA
“Esta rinitis se presenta con abundante flujo nasal (moco), estornudos, tos y prurito o picazón (de nariz, ojos, garganta y, a veces, de oídos)”, explicó Olga Barón, otorrinolaringóloga del Hospital Sisol de Camaná.
Los síntomas son similares a los de la gripe, con la diferencia de que no hay malestar general que limite las actividades, escalofríos, dolor de garganta ni fiebre.
ATENCIÓN OPORTUNA
La experta advirtió que si no se trata oportunamente, la rinitis alérgica puede complicarse y derivar en sinusitis aguda o crónica, asma bronquial, otitis media, faringitis, conjuntivitis alérgica o trastornos en el sueño.
Los más afectados por esta enfermedad son los niños, debido a la exposición continua a los procesos virales en las cunas-guarderías, además son más sensibles a los cambios de temperatura.
NO SE CURA, SE CONTROLA
La rinitis alérgica no se cura, pero se controla de una forma muy aceptable (casi al 90%), lo que permite mejorar la calidad de vida de la persona que la padece.
Ahí radica la importancia de seguir correctamente el tratamiento médico, que mezcla medicamentos (antialérgicos por vía oral o nasal), vacunas preventivas y ciertos cuidados en el hogar como:
Dormir en una habitación libre de polvo, bien ventilada y sin alfombra.
No usar desinfectantes con aromas fuertes para limpiar el hogar ni inciensos.
Tratar de mantener los ambientes secos y alejar la humedad lo mayor posible.
Controlar la tenencia de mascotas (por los ácaros que alberga su pelo).
Evitar la automedicación. Ante la presencia de algunos síntomas en ti o en tus hijos, acude al médico.
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