
Rosario Espinoza
Te alejas unos pasos de tu pequeño hijo y en seguida te busca angustiado o si sales de casa empieza a llorar desconsolado, puede significar que tiene mamitis.
“Se denomina mamitis cuando el menor requiere excesivamente la presencia física y apoyo emocional de su madre, llegando a manifestar fuertes reacciones emocionales ante la inseguridad que sienten”, explica María Paz Cardó, especialista del Centro de Psicoterapia Psicoanalítica de Lima.MIRE ESTO: Tips para el hogar: Trucos para salvar tu ropa deteriorada
Estas manifestaciones se presentan durante los primeros años de vida y suelen ser esperables hasta aproximadamente los dos años de edad, etapa en la que los chicos suelen alcanzar mayor diferenciación y autonomía con sus cuidadores.
El menor puede requerir en mayor manera el apoyo emocional de la mamá debido a una inseguridad, ansiedad o temor desencadenados por eventos propios del desarrollo como enfermedad, llegada de un hermano/a, ingreso al nido, trabajo de padres, etc.
También, como por situaciones externas (agresiones o problemas en el hogar, separación entre padres, etc.).
Los niños que experimentan mamitis suelen demostrar gran dificultad para tolerar la separación con su madre. Evidencian gran malestar y frustración ante la posibilidad de encontrarse a solas, aunque esto se dé por pequeños espacios de tiempo.
“Pueden llegar a llorar, gritar o patalear para demostrar su descontento, pudiendo sostener estas manifestaciones emocionales por grandes periodos. Intentan mantenerse cerca a su figura de apego sujetando o jalando con gran intensidad”, refiere la especialista.
Además, evidencian gran molestia al intentar que otra persona se mantenga a su cuidado. Finalmente, reflejan mucha ansiedad ante la posibilidad de tolerar estar a solas, aunque esto pueda darse por pequeños momentos.
Si un niño se encuentra ante una situación de inseguridad es importante transmitirle tranquilidad con nuestras palabras y acciones, ayudándolo a verse protegido por el adulto.Además, ayudarlo a realizar las rutinas cotidianas con el acompañamiento de otros cuidadores, intercalando la presencia de su madre con el de otras personas a su cargo. Resulta necesario brindarle pequeños espacios o momentos a solas, a fin de que tolere con mayor calma la separación.Cuando generemos separaciones, es importante anticipar al niño sobre este cambio y no salir repentinamente sin avisar, ya que esto les genera mayor ansiedad. De seguir observando los síntomas después de los 2 años de edad, se recomienda recurrir a un psicólogo.
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