La capacidad activadora del café y la cafeína funciona al revés en algunas personas, es decir hay gente a la que una tacita de expreso le puede dar sueño, asi como lo escucha.
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Investigadores de la Universidad de British Columbia, hicieron un estudio con ratas dividiéndolas en dos grupos: uno formado por las más activas y otro por las más ociosas. A ambos grupos se les proporcionó café.
Solo las ratas más perezosas, reacias a afrontar retos y buscar recompensas, parecieron activarse. En el caso de las que eran naturalmente activas, reaccionaron mostrándose más desganadas y con más bajona.
"Cada día, millones de personas utilizan los estimulantes para despertarse, estar alerta y tratar de incrementar su productividad. Este estudio sugiere que el café puede tener un efecto opuesto para la gente que, de forma natural, afronta las tareas difíciles de la vida que traen consigo las grandes recompensas", explió Jay Hosking, uno de los investigadores.
Es decir, que para las personas naturalmente motivadas el café es solo un distractor, algo que no funciona.
De la misma manera, el libro del nutricionista Natsuko Kasai, 'Sweet things are bad for the brain' (Las cosas dulces son malas para nuestro cerebro), explica otra razón por la que una buena taza de café te puede sobrar.
El hecho es que el café es un potente diurético, lo que lleva a nuestro cuerpo a perder agua. A medida que nos deshidratamos, nuestra sangre comienza moverse más lentamente por nuestro cuerpo, utilizamos menos oxígeno y, por tanto, comenzamos a sentirnos cansados.
Esto no quiere decir que la cafeina no haga su efecto, pero sí que funciona más como un shock momentáneo que, pasado un rato, deja de hacer su efecto. Esto nos obliga a tomar más café y entramos en un círculo vicioso. Por tanto, la próxima vez que un amigo tuyo te diga que el café le da sueño, no te lo tomes a broma.
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