La vaporización es un proceso físico por el cual una sustancia en estado líquido pasa al estado gaseoso. Esto se da como consecuencia de la acción del calor sobre un líquido en un determinado tiempo que necesita el fluido para generar vapor.
Existen dos tipos de vaporización, la ebullición y la evaporación. Cuando el paso de líquido a gaseoso se desarrolla en la totalidad de la masa de la sustancia, se habla de ebullición.
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En tanto, la evaporación se caracteriza por el cambio de estado de líquido a gaseoso únicamente en la superficie del fluido y a cualquier temperatura. Por ejemplo, cuando inicia a calentarse una cantidad de agua en una olla notamos vapor saliendo.
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De esta manera, la evaporación es algo curiosa, pero importante e indispensable en la vida cuando se trata del agua, que se transforma en nube y vuelve en forma de lluvia, nieve, niebla o rocío.
Un ejemplo cotidiano es cuando se hierve el agua. Al llevar el agua a 100 °C (su punto de ebullición), sus partículas cobran tanta energía que esta pierde liquidez y deviene vapor. Otro caso es la ropa tendida. Luego de lavar, colgamos la ropa para que el calor del ambiente evapore la humedad residual y las telas queden secas. Igualmente, las gotas de sudor que segrega nuestra piel se evaporan en el aire, refrescando así la temperatura de nuestra superficie.
En el campo terapéutico, la vaporización denomina el uso medicinal de vapores, en especial en contextos relacionados con aguas termales.
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