Toda posición trae consigo una serie de funciones que definen el papel a cumplir dentro de la familia. De este modo, se define el comportamiento entre los individuos en cada posición (padres e hijos), indicándoles lo que está permitido o no.
Los roles dentro de cada familia tienen expectativas, tácitas o expresas, respecto al papel que deben asumir sus miembros.
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En la familia sus miembros pueden ubicarse en el puesto de padre, madre, hijo, hermano, abuelo.
Cuando se asigna una posición, al mismo tiempo se están delimitando responsabilidades y privilegios.
Estas posiciones en que se sitúan los miembros pueden asignarse en base a factores sobre los cuales las personas no tienen ningún control, como su edad, sexo, raza, parentesco, orden de nacimiento y clase social.
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El funcionamiento familiar se ve favorecido cuando los roles son comunicados de forma clara y la normativa de conductas queda bien definida, de manera que no exista conflicto de incertidumbres y ambigüedades dentro de una familia.
Cuando existe un buen funcionamiento familiar, hay unión entre los integrantes, un sentido de identidad personal y una clara delimitación de sus privilegios y obligaciones.
Cada miembro se ve a sí mismo como lo ven los demás y hay acuerdo sobre lo que se espera de cada uno.
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Las familias disfuncionales muestran rigidez funcional y emocional al momento de establecer los roles e incumplen las reglas de convivencia.
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