
La presión de Estados Unidos sobre el régimen venezolano entró en una nueva fase tras una comunicación privada entre Donald Trump y Nicolás Maduro realizada el último fin de semana. Desde Washington se confirmó que el mandatario estadounidense elevó el tono y condicionó la permanencia de Maduro en Caracas a una retirada inmediata. En la conversación también participó el secretario de Estado y consejero de Seguridad Nacional, Marco Rubio, quien respaldó la advertencia de la Casa Blanca.

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La presencia de Rubio dejó en claro que la administración republicana ha dejado atrás mecanismos alternativos de negociación con Venezuela, como los acuerdos petroleros o flexibilizaciones económicas que algunos sectores evaluaban inicialmente. La decisión va en línea con la estrategia más agresiva que impulsa Trump.
A diferencia de etapas anteriores del conflicto, Trump no planteó una agenda diplomática ni propuso condiciones para facilitar una transición. Su mensaje fue directo y sin matices: desmantelar "los carteles de la droga que actúan bajo la protección del Palacio de Miraflores". Washington apunta a altos funcionarios del régimen que, según su postura, participaron de actividades ilegales y se beneficiaron de estructuras de represión.
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Además, Trump sostuvo que la salida de Maduro implicaría el retiro de las principales figuras de su entorno más cercano, entre ellas Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez. Al inicio de la negociación informal se evaluó permitir que parte del régimen encabezara la transición, pero ahora la exigencia es clara: todos deben dejar el poder.
Horas después del contacto, el Departamento de Estado dio un paso adicional al declarar al Cartel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO). Esta decisión abre la puerta a nuevas medidas legales y sanciones para asfixiar al régimen venezolano. Paralelamente, el Pentágono mantiene un cerco militar en la región.
Trump y Rubio son los únicos que conocen los detalles de la ofensiva que se prepara. Sin embargo, en la Casa Blanca anticipan una intensificación de las operaciones entre diciembre y enero, con objetivos que apuntarían a la infraestructura y logística vinculadas al Cartel de los Soles.
El presidente estadounidense ratificó que las acciones contra el tráfico de drogas continuarán. "Probablemente han notado que las personas ya no quieren entregar las drogas por mar, y empezaremos a detenerlos por tierra. Además, por tierra es más fácil, pero eso va a comenzar muy pronto. Les advertimos de que dejaran de enviar veneno a nuestro país", afirmó en un encuentro virtual con fuerzas militares por el Día de Acción de Gracias.
La Casa Blanca descartó cualquier intento de acercamiento o diálogo directo entre Trump y Maduro para definir la transición en Venezuela. "Es un invento", respondió un vocero consultado por el portal 'Infobae'.
El escenario es seguido de cerca por la oposición venezolana. Edmundo González Urrutia y María Corina Machado aseguran estar preparados para asumir un gobierno democrático si Maduro abandona Caracas, una posibilidad que en Washington consideran cada vez más cercana.
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