
A lo largo de la historia, las predicciones sobre el fin del mundo han generado temor, debates y fascinación. Desde profecías religiosas hasta advertencias científicas sobre el cambio climático o amenazas nucleares, la humanidad siempre buscó anticipar un desenlace global. Sin embargo, entre todas ellas destaca una predicción realizada por un científico: Heinz von Foerster, quien señaló el año 2026 como la fecha crítica para un posible colapso.
En 1960, Heinz von Foerster, físico y filósofo austro-estadounidense, presentó una investigación conocida como la “doomsday equation” o “ecuación del fin del mundo”. Este modelo matemático analizaba cómo crecería la población mundial bajo el supuesto de que no existieran desastres naturales o provocados que interrumpieran ese aumento.
Sus cálculos arrojaron un resultado sorprendente: hacia el 13 de noviembre de 2026 la humanidad alcanzaría una “singularidad demográfica”, es decir, un punto en el que la población sería insostenible y se produciría un colapso por la densidad misma de la especie humana.
Aunque el título de la ecuación sonaba alarmante, von Foerster no buscaba anunciar una profecía catastrófica. Más bien, su estudio fue concebido como una advertencia científica sobre los riesgos del crecimiento demográfico sin control.
Durante gran parte del siglo XX, la ecuación se mostró sorprendentemente precisa al describir el ritmo de crecimiento poblacional. Sin embargo, con el paso de las décadas, nuevas variables alteraron el panorama, como la planificación familiar, los avances tecnológicos y el cambio climático.
Los especialistas actuales consideran poco probable que ocurra un colapso absoluto en 2026. El crecimiento de la población mundial se ha desacelerado en los últimos años y se estima que incluso podría estabilizarse en las próximas décadas.
Aun así, la “ecuación del fin del mundo” se mantiene vigente como un recordatorio de que los recursos del planeta son limitados y que el crecimiento descontrolado puede llevar a situaciones críticas.
Heinz von Foerster (1911-2002) nació en Viena y emigró a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. En la Universidad de Illinois creó el Laboratorio de Computación Biológica, un centro clave para el estudio de los sistemas complejos.
Fue uno de los pioneros de la cibernética de segundo orden, una corriente que sostiene que el observador forma parte de los sistemas que estudia. Desde allí impulsó el constructivismo radical, la idea de que la realidad que percibimos es en gran parte una construcción de la mente humana.
Su enfoque interdisciplinario, que unía física, matemáticas, filosofía y biología, marcó un antes y un después en el pensamiento científico contemporáneo.
Más que un fin literal del mundo, la fecha del 13 de noviembre de 2026 debe entenderse como un símbolo de advertencia. Von Foerster dejó claro que el crecimiento poblacional tiene límites y que la sostenibilidad del planeta depende de la capacidad de la humanidad para equilibrar consumo, recursos y avances tecnológicos.
En conclusión, aunque el mundo probablemente no se acabe en 2026, la famosa ecuación de Heinz von Foerster sigue siendo una alerta sobre los desafíos que enfrenta la humanidad en relación con la superpoblación, el medio ambiente y el futuro de los recursos naturales.
Periodista especializada en actualidad y tendencias. Bachiller en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactora en Popular. Interesada en temas relacionados con actualidad nacional e internacional, virales en tendencia y más.