Nunca pensó recibir una noticia de tipo. El joven Nathan Hall tenía tan solo 15 años y al sentirse sin motivo muy cansado decidió ir al médico para que lo examine ante cualquier peligro. Sin embargo, el diagnóstico fue devastador.
El adolescente pensó en un principio que probablemente necesitaba dormir más y beber menos cerveza después de explorar algunos países junto a sus compañeros. Él vivía en la ciudad de Manchester y tras varias pruebas se confirmó que tenía leucemia mieloide aguda (LMA).
Sin embargo, no quedó con el diagnóstico y siguió en el 2015 un tratamiento médico para paliar los síntomas y desde ese momento bajó de peso e incluso quedó calvo. Durante esa lucha tuvo recaídas y hasta tuvo que someterse a un trasplante de médula ósea.
Un familiar con cáncer puede estar con los ánimos por los suelos, eso la compañía de la familia resulta importante para que pase su enfermedad de una manera menos agresiva. El círculo familiar también sufre por esa situación y Nathan lo reconoce.
"Estaré eternamente agradecido de mi familia y el apoyo y los sacrificios que han hecho para estar ahí para mí durante y después del tratamiento", dijo el joven al Manchester Evening News.
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