Desgarrador. Con la inocencia de sus 8 años, Nadia Ghulam siempre pensó que la guerra era algo muy lejano y que ya no se repetiría en Afganistán hasta el día en que una bomba cayó a su casa. El fuego y el impacto la dejaron en coma y al borde de la muerte por dos años, su hermano falleció y su casa quedó destruida.
Tras salir del hospital, Nadia encontró un país totalmente diferente. Las mujeres ya no podían trabajar, ni estudiar y mucho menos salir a la calle como lo hacían antes. Los talibanes habían tomado el poder e implado su lectura extremista de la ley islámica o sharía. Así que viendo el futuro de las mujeres oscuro, tomó una decisión. "Tuve que vestir como si fuese un hombre durante diez años para poder ayudar a mi familia".
"Como no había hombres en casa que trabajaran, me vestí de chico para poder trabajar", contó al diario español Niusdiario, al recordar aquellos días dramáticos que hoy vuelven a ser una realidad en su país. "Pensé que sería un día y que, al día siguiente, las cosas cambiarían, pero ese día se convirtió en una década. Trabajé en la construcción, en un taller y en cualquier empleo que saliera".
Se hizo pasar por su hermano, pero no fue fácil sabía que estaba poniendo su vida en riesgo y, que la pena si la descubrieran sería la muerte o lapidación pública, pero no tenía otra opción. "Tuve que hacerlo para poder llevar un trozo de pan a mi boca y alimentar a mi familia".
Hoy Nadia tiene 36 años de los cuales 15 los pasó en Barcelona. Desde fuera lucha por contar la realidad que vive Afganistán. Su familia nunca pudo salir de Kabul y dice que esta vez es más complicado. "No tienen adónde ir, esta vez no pueden escapar. Con la edad que tiene, mi madre ya no puede casi ni andar", menciona en una entrevista para CNN.
Nadia es una referente en la materia de derechos humanos, ha escrito tres libros que han sido traducidos a 14 idiomas donde relata las dramáticas historias que vivieron bajo el régimen talibán. Ahora, teme que toda esa historia de lucha por la paz sea un blanco para que el grupo extremista ataque a su familia.
"Tenemos miedo de que se lleven a las niñas o de que se la tomen con mi familia. Ellos saben que soy una persona muy activa en Cataluña, he publicado tres libros traducidos en 14 idiomas y mi familia está en peligro". En tanto, la mujer afgana indica que los talibanes están limitando Kabul para que la gente se entregue fácilmente.
"No tienen agua, han cortado la luz. No dejan que las noticias lleguen, no dejan que la comida entre. Kabul se ha convertido en un inmenso campo de refugiados. La gente que ha escapado a esta ciudad solo encuentra hambre, violencia y robos. No se puede salir porque afuera están los monstruos más grandes, presionando la ciudad", refiere al medio citado.
"En mi familia hay varias mujeres, con lo que eso conlleva en mi país, y tengo la responsabilidad de ayudarlas. Las mujeres tienen más peligro en Afganistán porque los talibanes, cuando entran, lo primero que hacen es ir a por estas. Para ellos, la mujer deja de ser un ser humano y se convierte en una moneda de intercambio", contó Nadia.
"Llevo muchos años con terapia psiquiátrica para poder sobrevivir a estos traumas de guerra, algo que se ha convertido en una tortura para mí. Cuando veo noticias, cada video… siento las lágrimas de mi hermana, de mi prima, de mi familia", zanjó conmovida.
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