Los talibanes volvieron a tomar el poder con la captura de la capital de Afganistán, Kabul, sumado a la huida del presidente del país, Ashraf Ghani, la retirada de las tropas de Estados Unidos y aliadas tras 20 años de guerra donde no se les permitió entrar. Pero ¿qué hay detrás de su vuelta al poder?
Los talibanes gobernaron entre 1996 y 2001 imponiendo una rigurosa interpretación de la ley musulmana o Sharia. Su movimiento surge en 1994 en Afganistán, en tiempos donde el país quedó devastado por la guerra contra los soviéticos. Son un grupo de "estudiantes en religión" dirigidos por Haibatullah Akhundzada y el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador del movimiento.
Los talibanes prometen reestablecer el orden y la justicia. Están dotados de un arsenal militar y un gran tesoro de guerra que les permitía comprar a los comandantes locales. Sin embargo, sus políticas son llamadas por muchos "de terror" ya que prohíben los juegos, la música, las fotografías y la televisión. Cuando estuvieron en el poder negaron a las mujeres el derecho a trabajar y las escuelas para niñas fueron cerradas.
Asimismo el territorio de los talibanes se convirtió en un santuario para los yihadistas de todo el mundo, quienes llegaban hasta el lugar para entrenarse, siendo el principal Al Qaeda, grupo terrorista causante de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos por lo que se lanzó una operación militar en el país.
Tras varios años de lucha y huidas por parte de los talibanes como los de Al Qaeda en julio de 2015, Pakistán acogió las primeras conversaciones, apoyados por EE.UU. y China. El 29 de febrero de 2020, Washington firmó un acuerdo histórico con los talibanes, que preveía la retirada de los soldados extranjeros a cambio de garantías de seguridad y la apertura de negociaciones.
El 8 de julio de 2021, el presidente estadounidense Joe Biden declara que la retirada de sus fuerzas, que comenzó en mayo, se “completará el 31 de agosto”. Los talibanes, a la ofensiva desde mayo, llegaron el 15 de agosto a las puertas de Kabul, después de haber tomado el control de casi todo el país sin encontrar gran resistencia.
Los talibanes se financian del trafico de drogas, es decir, cultivan la amapola de la que extraen el opio. Así como la extorsión a empresas locales y rescates obtenidos tras secuestros. “Una buena parte de sus ingresos provienen también de la recolección de impuestos”, explica Charles Kupchan, del Council on Foreign Relations.
Pero, pese a los millones que ha gastado la comunidad internacional en la erradicación de la amapola, Afganistán produce más del 80% del opio mundial, el cual genera miles de puestos de trabajo pues el país esta sucumbido por el desempleo tras 40 años de conflicto.
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