Sigue la disputa. El vice primer ministro de Japón, Taro Aso, insiste en que las aguas residuales de la central nuclear de Fukushima son seguras para beberlas y verterlas en el Océano Pacífico luego de ser tratadas.
Como se recuerda, Zhao Lijan, portavoz de la Cancillería de China, pidió a un funcionario de Japón que tome un sorbo de estas aguas contaminadas antes de ponerlas en el mar.
En respuesta, Aso refutó las críticas del portavoz de Pekín de que el Océano Pacífico "no es el bote de basura" ni "tampoco la cloaca" de Japón. "¿Entonces es la cloaca de China? Es el mar de todos", aseveró.
"Estoy seguro de que el agua se diluirá para que [la concentración de tritio] sea una séptima parte del nivel seguro para el agua potable según las directrices de la Organización Mundial de la Salud", afirmó Aso en una conferencia de prensa.
Según informan medios locales el plan del país nipón es arrojar mas de un millón de toneladas del líquido con contaminantes radioactivos al Océano Pacifico.
Por su parte, el Ministro de Relaciones Exteriores de China expresó su preocupación por la decisión calificándola de "altamente irresponsable" e "inaceptable" pues no se habría consultado con los países vecinos sobre la eliminación de los residuos al mar.
Según el operador de la planta, Tokyo Electric Power Co. (TEPCO), su capacidad de almacenar el agua en tanques llegará a su límite en otoño de 2022. TEPCO planea filtrar el líquido para eliminar los isótopos, dejando solo el tritio, un isótopo radiactivo de hidrógeno difícil de separar del agua.
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