Miles de conductores de camión se quedaron sin pasar la Navidad con sus familias, tras esperar en Dover, al sur de Inglaterra a que les realicen la prueba de descarte del coronavirus para poder regresar a casa.
La agencia AFP recogió los testimonios de camioneros que se quedaron bloqueados cuando Francia cerró sus fronteras a los que provenían del Reino Unido a causa de la nueva variante del COVID-19.
“Es imposible”, indicó Pawel, un chofer polaco de 34 años, que tuvo la suerte de realzarse una prueba de coronavirus. “No tengo palabras para describir cómo nos sentimos. Todas nuestras familias nos están esperando, nos rompe el corazón”, agregó.
Su intención es llegar a Folkestone, donde se encuentra la terminal que permite tomar el túnel del canal de la Mancha para regresar a Polonia. Dover es el principal puerto que cruza el estrecho, y el túnel vecino, por donde circulan miles de camiones todos los días.
Además de a los lados de la autopista M20, en Reino Unido, los camiones quedaron varados en la pista del antiguo aeropuerto de Manston, formando largas colas. Esto refleja la magnitud que supone realizar una prueba COVID-19 a todos los conductores.
El gobierno francés autorizó la reanudación del tráfico el miércoles 23 de diciembre por la mañana; siempre y cuando presenten un test negativo de coronavirus.
Esta normativa requiere días de trabajo para controlar el estado positivo o negativo de la prueba, a pesar de la movilización del ejército y de un equipo de bomberos de Francia.
Según Pawel, los conductores están furiosos con el gobierno francés y en señal de protesta tocaron el claxón al unísono durante media hora. En el puerto vecino de Dover, algunos vivieron situaciones de tensión con la Policía.
Los conductores esperan estacionados en la pista, en medio de un viento frío, sin provisiones, con poca iluminación y sin saber cuándo podrán regresar. Organizaciones se hicieron presentes para proporcionarles comida caliente y gratuita.
“Hemos estado bloqueados durante tres días”, indicó Valéri, un camionero ucraniano de 37 años, al que aún no le han tomado la prueba. “Nos estacionaron allí y nos dijeron que esperáramos. Tenemos que irnos a casa ahora”.
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Radko Ivanov un búlgaro de 56 años, denuncia la falta de organización. El conductor se enfrentó a los militares, exigiendo que se le haga la prueba, asimismo observó que otros camioneros no respetan la fila. “La situación es terrible”, indicó.
Hasta el mediodía del jueves 24 de diciembre, quedaban 3,200 camiones y a al menos 1,800 conductores ya se les había realizado la prueba de COVID-19, según el ejército. Asimismo, 320 soldados fueron enviados para realizar las pruebas en Manston, Dover y en la autopista M20.