El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó el lunes 19 de octubre que, cuando sea certificada una vacuna contra el coronavirus, su aplicación a la población del país “no será obligatoria y punto final”.
Ante un grupo de simpatizantes políticos, Jair Bolsonaro cuestionó la aplicación de la vacuna en su país cuando sea aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El programa nacional de vacunación es de 1975” y, si bien la ley actual “incluyó la cuestión de las pandemias, es muy clara y dice que quien define (sobre la obligatoriedad) es el Ministerio de Salud”, sentenció.
“Esta vacuna, lo dijo el Ministerio de Salud, no será obligatoria y punto final”, agregó el mandatario apoyando a los comentarios del ministro de Salud Eduardo Pazuello, el pasado 2 setiembre.
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Sin embargo, las declaraciones del presidente de Brasil, no está solo la presión de grupos antivacunas, como grupos religiosos y miembros de ultraderecha, sino también encierra una disputa política.
“Hay un gobernador que se cree médico de Brasil y dice que será obligatoria, pero no será”, dijo Bolsonaro, en referencia Joao Doria, gobernador de Sao Pablo, ciudad donde se desarrolla la vacuna china Coronavac.
Resulta que, Doria es el exaliado de Jair Bolsonaro que exige que la vacunación sea obligatoria en el gigante sudamericano. Asimismo, el gobernador de dicha región aseguró que las inmunizaciones masivas podrían comenzar en febrero de 2021.
Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia, va acumulando unos 154 mil muertos y 5,2 millones de casos de COVID-19. Esta incidencia ha llevado que cinco grandes laboratorios trasnacionales realicen los ensayos clínicos de las posibles vacunas a la población brasileña.