En Jerez de la Frontera, una ciudad ubicada en el sur de España, vive una mujer de 84 años de edad, llamada Margarita Gil Barro. Ella sabe de la crisis que está atravesando su país y lejos de quedarse en su casa sin hacer nada ha optado por realizar mascarillas para los médicos que trabajan en los hospitales y que están en contacto con el coronavirus.
“Yo no puedo estar de brazos cruzados viendo cómo pasa esto, enterándome de que cada vez hay más enfermos y más muertos. Me voy a poner a hacer mascarillas”, dijo la mujer a su hija Ina que vive con ella.
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Es así que unas horas más tarde, la anciana se sentó en su máquina de coser y en tan solo un día, hizo 50 mascarillas, cosiendo desde las 9 de la mañana hasta las 3 y luego de las 4 hasta las 8, cuenta Ina.
Margarita nació un 4 de diciembre de 1935 y con tan solo 10 años empezó a trabajar como costurera. Sin embargo, su gran talento la llevaría a coser para varios diseñadores de renombre, así como también la llevo a crear vestidos de novia y trajes de comunión, lo que le permitió ser considerada como una de las mejores costureras de su pueblo, contó su hijo Domingo al medio español ‘El Mundo’.
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Domingo también reveló que antes que el país tomara medidas más severas para evitar la propagación del covid-19. Su madre le comentó la difícil situación que vivió durante la posguerra, que fue el periodo que siguió a la guerra civil española.
“También me dijo lo pasaron muy mal. Me contó que, en la época de más hambruna de Jerez, donde ella vivía de pequeña, a mayores penalidades más se ayudaban los vecinos”, dice su hijo.
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“Si ahora nos mandan el confinamiento, y hoy tenemos playstation, internet, las tablets, las televisiones llenas de canales, y hablamos entre nosotros por videollamada... cómo es posible que nosotros, que entonces no nos quejábamos, nos quejemos ahora porque no se puede salir a la calle”, añade.
Asimismo, Domingo comentó que su madre sigue haciendo mascarillas, pero se está quedando sin tela. "Hoy me ha dicho por teléfono que si puedo comprarle más tela. Me ha pedido 20 metros. Lo que no sé es cómo voy a comprarla y cómo voy a llevársela, porque esto de la tela no entra dentro de lo permitido por el decreto", cuenta con cierta preocupación.