A principios de marzo, Katy Perry anunció, a través de su último videoclip de la canción “Never worn white” y de su cuenta de Instagram, que estaba embarazada de su pareja, el actor Orlando Bloom.
Así, con sus casi siete meses de embarazo y, según la agencia Grosby, salió un rato de su hogar para ir a una tienda dentro de una gasolinera en California, a pesar de la tensa situación que vive Estados Unidos ante la expansión del coronavirus.
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La estrella de pop fue captada sola, sin la compañía de su novio, y luciendo una vestimenta sencilla, pues no quería llamar la atención o ser reconocida.
En las fotos se puede ver a la cantante con unos leggins grises, una sudadera ploma con capucha, sandalias y lentes de sol que no pudieron ocultar su identidad. Pero sin mascarilla ni guantes para protegerse del COVID-19.
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En las redes sociales cientos de sus seguidores han condenado su proceder.