Más de diez años después, la muerte de Michael Jackson sigue siendo un pasaje inquietante en la historia mundial de la música. Esta vez se revelaron nuevos detalles de su autopsia, así lo indicó el diario británico ‘The Sun’.
‘El Rey del Pop’ revolucionó la música en sus años de carrera, sin embargo, también fue perseguido por diversas acusaciones de pedofilia que fueron confirmadas en el documental de HBO, “Leaving Neverland”.
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Ahora, nuevos detalles de la autopsia que le realizaron confirman que Jackson vivía escondido en un cuerpo devastado por su adicción a los analgésicos, una batalla contra la anorexia y su padecimiento de vitiligio que lo obligó a realizarse extraños tatuajes.
El informe revela que al momento de su muerte, el artista tenía pastillas parcialmente disueltas en su estómago. La adicción a los analgésicos hizo que las caderas, muslos y hombros del cantante estuvieran cubiertos de marcas de pinchazos.
Los labios de Michael Jackson habían sido tatuados de color rosa para fingir un color natural y su cejas también eran tatuajes negros. El artista mantenía una peluca pegada a la cabeza y en la parte frontal de su cuero cabelludo tenía un tatuaje negro para disimular su calvicie.
Su cuerpo estaba manchado de áreas blancas y oscuras, lo que confirma que sí padecía de vitiligio, la enfermedad de pigmentación de la piel. Las rodillas del intérprete de “Thriller” estaban llenas de sangre y presentaba varios cortes en la espalda, lo que sugiere una caída previo a su muerte.
Se cree que Jackson empezó a usar peluca después de un accidente en un rodaje para un comercial de Pepsi en 1984. Durante la grabación hubo un incendio que le quemó el pelo y le provocó quemaduras de segundo y tercer grado en el cuero cabelludo.
Recordemos que ‘El Rey del Pop’ murió en junio del 2009 a causa de un paro cardíaco provocado por una sobredosis de propofol, un potente calmante.