Autor: Jorge Ita Gómez
Resumen
“Flores al borde de los abismos” (Sol negro, 2022) es una selección de la poesía traducida al español de Vittoria Aganoor, de quien el filósofo Benedetto Croce afirmara sobre su opera prima: “el más hermoso jamás compuesto por una italiana”.
Actualmente, la traducción literaria en el Perú, que venía desarrollándose desde antiguo, es ya una tradición insoslayable que va cobrando cada vez más vigor y relevancia tanto a nivel nacional como internacional, debido a que se ejerce ya como una profesión o modus operandi en la "técnica de restauración poética", (Antonio Sarmiento, dixit) tras la culminación de cinco años de estudios universitarios.
La traducción se da también en función no solo de lectura creadora y recreadora, sino también restauradora. Al respecto Vallejo decía: “Todos sabemos que la poesía es intraducible. La poesía es tono, oración verbal de la vida. Es una obra construida de palabras. Traducida a otras palabras, sinónimas, pero nunca idénticas, ya no es la misma. Una traducción es un nuevo poema, que apenas se parece al original”.
En ese sentido, son famosas las traducciones de Borges (Hojas de hierba) y su aforismo "el original es infiel a la traducción"; de Pablo Neruda (Romeo y Julieta); ¿la versión, recreación, restauración o parafraseo debo decir? de León Felipe (Canto a mí mismo); de Octavio Paz (Versiones y diversiones), quien afirmaba: "mis traducciones son traducciones de traducciones". Y aun el paradigmático caso de Julio Cortázar, traductor profesional.
Viene al caso citar igualmente el aporte del Inca Garcilaso de la Vega y su traducción de Diálogos de amor de León Hebreo, Mariano Melgar (Arte de olvidar del poeta latino Ovidio) y en tiempos más recientes, por decirlo de alguna manera, Carlos Alberto Seguín (El profeta del libanés Kahlil Gibran), es ampliamente reconocido también en este rubro o ámbito el impecable trabajo de Javier Sologuren, Ricardo Silva Santisteban, Renato Sandoval Bacigalupo y, entre los más jóvenes, el de Óscar Limache.
A esa pléyade notable de traductores peruanos de primer nivel viene ahora a sumarse con acierto los nombres de Katherine Medina Rondón y Miguel Urbizagástegui con la versión bilingüe italiano-español de “Flores al borde de los abismos” (Sol negro, 2022) de la destacada poeta italiana Vittoria Aganoor (Padua, 1855-Perugia, 1910), autora de Leyenda eterna (Milán, 1900) y Nuevas líricas (Roma, 1908) e iniciadora del movimiento denominado “crepuscularismo”. Publicándose póstumamente su Poesía completa (Florencia, 1912).
Poeta italiana Vittoria Aganoor (Padua, 1855-Perugia, 1910).
Aganoor, esencialmente poeta, cultivó también el género epistolar con poetas y distinguidas personalidades de la época. Desde 1998, anualmente en Perugia, durante el Festival de la Correspondencia, se ha instaurado en su honor el Premio Vittoria Aganoor. La presente antología Flores al borde de los abismos de estirpe baudeleriana reúne una selección de sus poemas de su trilogía lírica: Leggenda eterna, Nuove liriche y Poesie complete en los que se puede percibir a flor de piel el noble latir de su sentir vibrante al itálico modo o dulce estil novo.
"Se piensa a menudo en la poesía como un resultado de melancolía, como un tormento del corazón que necesita purgarse en la palabra, limpiarse en la hoja blanca. Sin embargo, (...) Vittoria Aganoor tiene la capacidad, en estos poemas, de sondear tanto los delicados matices de la alegría como los de la melancolía. Su escritura es un examen cuidadoso de las emociones", reflexiona la poeta Clery Celeste en la contraportada del libro.
Bien sabemos los entendidos y desde allí le concedemos toda la razón a ella: "La poesía no es un capricho de señorita (...) es trabajo duro y una petición de lo absoluto, la búsqueda de la palabra poética contempla el vértigo y el riesgo de la vida. Es el abismo el último límite donde el poeta debe buscar la flor o la palabra, ser un dios o un héroe y tentar la creación de lo maravilloso desde la nada…"
Oh, extensos prados,
matices finos
de azul claro las colinas
con ápices rosados;
brisa piadosa de la tarde,
olas y tranquilas,
¡me devuelven el alma
de cuando era una niña!
Dame por breves horas
esa mente pura,
ese gran corazón inocente
lleno de amor,
a mi alma olvida,
experta en la desgracia,
que a menudo se perjura
y más a menudo se olvida.
Oh, hagan que a una cálida
palabra, todavía pueda
con el alma conmovida
dar una fe plena y firme!
Brisa piadosa de la tarde,
olas modestas y tranquilas,
¡me devuelven el alma
de cuando era una niña! ----- (V.A)
[Versión de Katherine Medina Rondón]
La oscuridad desciende; ¿qué importa?
El canto, ya sea de estrellas o amaneceres.
Mucho fue con el tiempo el dolor,
¡Mucho nos nutrimos de lágrimas!
¿Vertiginosos se precipitan los años?
Cantamos, las golondrinas y mayo:
¿no trina la envejecida haya
si un nido cuelga de su rama?
Sueños como este en mi agachada
cabeza, una bandada anidó;
no sé de dónde emigraron,
pero cantan y trinan en fiesta.
Los dilatados júbilos del viento
los arroyos, que mayo dirige
como ebrios de alegría y luz
entre temblor de hierbas, por las cuestas;
las noches estrelladas sobre el sueño
de las montañas, al despejado amanecer
el olor de los bosques, y en el mar
la a augusta belleza de las puestas de sol;
las cosas intensas, las cosas
jubilosas, nada más saben.
Qué importa si encierra un engaño
la azul inocencia de las olas?
¿Qué importan los abismos y que el sol
bañe en oro cada fango, y el fresco
nenúfar del agua podrida crezca,
y se arrastre la culebra entre las flores;
si repentinas se abren
las puertas de luz, y el vital
secreto del bien y del mal
у la inmensa bondad de la muerte? --------- (V. A.)
[Versión de Miguel Urbizagástegui]
Somos el equipo de Educación con las mejores noticias sobre temas escolares, novedades sobre las clases presenciales y el Ministerio de Educación.