La pandemia del COVID-19 generó de golpe la presencia tecnológica y virtual en la educación de niños y adolescentes. Múltiples instituciones buscaban un sinfín de soluciones para adaptarse a la nueva modalidad remota de aprendizaje. No obstante, hubo otros que cerraron sus puertas al no contar con los equipamientos necesarios, falta de capacitación hacia los directivos y docentes o no contar con suficientes estudiantes matriculados. Esta última como consecuencia de la grave deserción de casi 125.000 estudiantes en el año 2021, según el Minedu.
A pesar de estos obstáculos, incluyendo la brecha digital, el desconocimiento y el estado de emergencia, un porcentaje de colegios logró adaptarse a las necesidades del cambio. Estas instituciones se instruyeron y desarrollaron un modelo de educación a distancia que permitió usar herramientas digitales para la trasmisión de conocimientos. Fue la primera vez que varios niños, tuvieron la oportunidad de interactuar con la tecnología que los rodeaba día a día, pero esta vez con propósitos netamente educativos.
La interacción de las metodologías con herramientas digitales marca un antes y después en la educación básica de nuestro país. La gran importancia de incluir materiales que los niños manejan día a día como celulares, laptops, computadoras o tablets, bajo un enfoque educativo, les permiten complementar y generar un mayor interés por las materias. La integración de estos elementos logra desarrollar una enseñanza creativa e innovadora y mucho más atractiva para las nuevas generaciones.
Según Lourdes Zeballos, gerente general de Microduino Perú, los colegios deberían apostar por metodologías que incluyan tecnología con miras al año escolar 2023. “Es el momento ideal para plantearse qué metodologías pueden implementar en las instituciones, revisar la malla curricular y analizar que herramientas y capacitaciones se requieren.”
“La aplicación de estas herramientas puede apoyar a los docentes para realizar pruebas y simulaciones de contenidos didácticos dentro del aula, recibiendo una retroalimentación de forma inmediata. Talleres de robótica o programación pueden ser muy beneficiosos no sólo para los alumnos, sino también para educadores”, comenta Zeballos.
El perfil de este nuevo docente no debe temer a emplear nuevos dispositivos a sus métodos de enseñanza, por el contrario, debe incentivar a sus alumnos a gestionar de forma más autónoma su proceso de aprendizaje. Al brindarle los materiales necesarios, el estudiante desarrollará un mayor interés porque se sentirá atraído por la tecnología y es ahí donde el profesor propone todo un mundo de posibilidades para que pueda aprender de la forma más didáctica y cautivadora posible.
Los resultados en los más jóvenes serán beneficiosos para el desarrollo de habilidades resolutivas, investigadoras, creativas e innovadoras ante problemas reales. Debemos despertar estas cualidades desde las escuelas, es por esto por lo que, la educación de la mano de actividades tecnológicas experimentales representa un mejor panorama para que las nuevas generaciones se adapten con mayor facilidad a un mundo académico y laboral cambiante.
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