Quizá más de uno quisiera borrar de sus mentes lo que se vivió en Alianza Lima durante la temporada 2008. Pues ese año el equipo fue azotado por una crisis futbolística que lo tuvo al borde del descenso. Azul y Blanco habló con el principal protagonista de esta historia, el entrenado venezolano, Richard Paez, quien no se guardó nada, pues nos confesó todo con lujos y detalles.
. ¿Quién lo contacta para ser el dueño del buzo blanquiazul en la temporada 2008?
Alianza pasaba por una crisis de resultados. El equipo andaba mal y me llamaron cuando se estaba peleando el descenso. El que tenía que ir a dirigir a ese equipo tenía que ser un mago. Como vieron la magia que hicimos con la selección de Venezuela me contactaron, creo que a través de ese ejemplo y de un intermediario amigo fue lo que me llevó a Alianza Lima. Así llegamos a Perú, con muchas ganas, con muchos deseos, pues era un gran reto y para un técnico venezolano mucho más. Fue una excelente prueba, pero fue una prueba que se tenía que tener más que magia, para haber logrado lo que se había trazado. Porque nosotros empezamos bien, pues ganamos 4 partidos seguidos. Alianza venía de una racha de no haber ganado 10 partidos y estaba sufriendo porque la gente estaba reclamando y hay que ser testigo de cómo reclamaban en Matute, era terrible.
LEE MÁS: Jaime Duarte habla de su trabajo como scouting en Alianza Lima: "Les daba dinero a los chicos para que vengan a entrenar"
- ¿Nos imaginamos un clima hostil en todos los rincones de Matute?
La barra brava a mi me apretó dos veces, pues me pedían sacarlos, botarlos, no se qué, porque eran indisciplinados. En realidad todo iba bien, se ganaba y eso era una demostración que si se podía. Que había un equipo para competir. Pero todo cambió cuando Manco se fue para Holanda, al PSV, pues la directiva me dijo que había que venderlo para tener dinero que solventara las arcas del club en los próximos dos años. Bueno lo dejé ir, pero esa salida lo complicó todo porque ahí se produce un acto de indisciplina que fue visto a nivel nacional, a través del programa de Nancy, no perdón Magaly (risas).
- ¿Con tanto jugador indisciplinado era como tener al enemigo en casa?
Yo estaba feliz con ese grupo, porque había jugadores de selección, que eran cuatro baluartes fundamentales y a ellos se les iba a sumar a un grupo de jóvenes. Era cuestión de activarlo para que el equipo sea más dinámico. Pero ese acto de indisciplina me llevo a tomar una decisión que fue en contra porque tuve que sacar a esos cuatro jugadores de selección. Sin embargo, tuve que asumir esta decisión, porque había una razón de peso, en un equipo que venía en una distorsión interna, no podía soportar este tipo de actos y tuve que sacarlos. También hice una multa para el resto del equipo, porque eran 20 jugadores incluidos en esa actitud no adecuada por decirlo así. Pero al final el que se fue fui yo, pues la directiva no entendía que tenía que asumir una postura de disciplina. Al final ellos decidieron no continuar con este proyecto y me echaron.
- ¿Es decir que los directivos querían apañar este tipo de actos? ¿No apostaron por usted?
No sé si apostaron, sino que no creyeron en que yo podía resolver esta situación. Cuando yo les había demostrado con qué. Pero, lamentablemente ellos piensan como directivos, pues no estudian los aspectos de los técnicos desde el punto de vista de la profundidad de conocimientos. Pero tuve que aceptar su postura de no querer contar más con mis servicios. No entendieron mi proyecto que se le estaba sembrando que después acertadamente lo pude lograr con el Millonarios de Colombia.
- ¿Sabía lo que se jugaba al sacar a estos cuatro referentes del club?
Lo que pasa es que vivíamos en un escenario de antifútbol. Todo estaba basado alrededor del juego. O sea, no había forma de hacer entender a la gente que era un acto de indisciplina grave, pero no sacarlos era la única forma de seguir y aguantar hasta el final. Que luego se harían los correctivos del caso. El escenario era muy cargado de presión, ya los jugadores no podían salir a calentar, no podían salir de sus casas muchas veces. Había una presión alrededor del equipo que no se podía permitir y si yo no tomaba una decisión radical, hubiéramos tenido una lamentable circunstancia alrededor de algunos jugadores. Quizá no entendieron lo que significa la palabra profesional. Porque desde ahí, al entender la palabra profesional, es donde se construye no un equipo, sino clubes, o mejor dicho corporaciones. En un equipo con muchos seguidores no se podía permitir este tipo de irresponsabilidades.
- ¿Expliquenos a que se refiere cuando habla de un escenario de antifútbol?
En Matute no había las condiciones naturales para desarrollar una competencia. Ese acto de indisciplina desbordó la paciencia de la fanaticada.
No había manera de contenerlos. Por eso tome esta decisión. Fue la única manera de calmar a exigencias de la gente, el desborde de los fanáticos que muchas veces llegaron a los entrenamientos a presionar a los jugadores, a quererlos lesionar (pegarles). Hubo dos o tres altercados provocadores que se dieron y eso era peligroso, de la higiene, de la salud de la vida de los jugadores y del comando técnico. Los jugadores vivían un drama total. Eso es lo que hizo toda una explosión. Pero a mí me dolió separar a estos cuatro referentes del club, pero era inevitable tapar el sol con un dedo.
- ¿Es verdad que usted le dio permiso al plantel para que asistan a la despedida de Manco?
El cuento real es que yo había mandado a mi preparador de arqueros, Francisco Pizarro. Nadie de mi comando técnico fue. Pero si enviamos un mensaje que se les daba permiso sólo hasta las 10 de la noche y bueno fue así, porque duró hasta esa hora con las esposas. Pero luego se pusieron de acuerdo para seguirla. Era una segunda reunión que se alargó hasta las 4 de la mañana del viernes y el domingo había que ir al Cusco. Y fue ahí ante Cienciano donde reventó todo. Porque se le iba ganando 2-0 hasta los 30 minutos del segundo tiempo. Pero después el equipo se reventó, cayó, no podían levantar las piernas, nadie corría, había una condición que lo explicaba todo. Sin duda habían traicionado a mi condición de confianza como el técnico de querer armar un equipo competitivo y ganador.
- ¿Los cuatro referentes a quien usted sacó se atrevieron a hablar con usted?
Yo nunca hable con nadie sobre esta decisión. Yo hable con los directivos y les dije que los grandes tenían que resolver esta situación, porque fueron ellos los responsables de este escándalo. Jayo era uno de los más representativos del plantel. Para mí, él y los que salieron, como Sáenz que era un jugadorazo, (Jorge) Soto era de selección y el otro que no me acuerdo su nombre (Ciurlizza), pudieron evitar este escándalo. Con quien también hablé fue con el Chino Arakaki en su condición de capitán, si bien no estuvo en la reunion, le reclame del porqué razón de haber sabido algo, no me puso en conocimiento de lo sucedido. Todos cometemos errores y ellos tenían que asumir su culpa. Yo de repente cometí el error de sacarlos, porque al final, igual me pasaron factura y me sacaron. Los directivos no entendían que era una medida para cerrar, como una demostración contundente que la indisciplina menos colectiva, se iba a aceptar. Pero todo ya pasó, igual los quiero a todos, diganle a Juan Jayo que lo quiero mucho.
MIRA TAMBIÉN: Alianza Lima: Mario Salas inició trabajos presenciales con el plantel blanquiazul [FOTOS]
- ¿A usted le cuestionaron mucho de darle la titularidad a su hijo Ricardo David?
En primer lugar los jugadores que llegaban a Alianza tenían que tener mi aceptación. Aquel que dice que me quisieron imponer jugadores, es que no me conoce. Y Ricardo David era un jugador de mucha jerarquía, de selección, de calidad y cuando hizo conexión con Montaño, esa pareja mató. Cuando ambos jugaban juntos funcionaron. Ricardo David sobradamente demostró que tenía calidad para jugar en Alianza o en cualquier equipo de nivel.
- Pero no todo fue color gris por su paso en Matute, pues usted paso a la historia por ser el primer técnico de Alianza, en ganarle a la 'U' en el Monumental…
Si fue un reto, como yo siempre fui competitivo, a mi los retos me agradan, porque me ponen en un nivel de exigencia mayor yo veía que era una hermosa oportunidad que Alianza era el más grande del Perú y no la U. Fue un partido con un mensaje claro de quedar marcado en la historia. De esos partidos donde los jugadores tenían que sacar la casta, su espíritu y competencia. Lo ganamos con mucha personalidad.
- ¿Por qué se le ocurrió cambiar el banco de suplentes de Occidente a Oriente?
No es fácil jugar con un equipo del nivel de Alianza, sintiendo a tus espaldas a tus propios fanáticos como tus enemigos. Ya no éramos locales en Matute. Sentía que mis jugadores andaban huérfanos de amor. No había apoyo de contagio positivo.
. ¿Rubert Quijada tiene las condiciones para triunfar en Alianza?
Quijada es un jugador al mejor estilo vinotinto. Es atrevido, fuerte, valiente. Atrevido para jugar en defensa y ataque. Excelente cabeceador en las dos áreas. No se esconde en los partidos más duros. Técnicamente está bien dotado. Juega de zaguero y lateral. Guapo en el uno contra uno. Alianza tiene en él a un líder ganador. Lo he sufrido como rival.
- ¿Cómo esta padeciendo la pandemia del Covid en su país?
Esto sólo lo habíamos visto en una película, pero ahora todo es real. Nadie imagino que un virus paralizara al mundo. Lamentablemente es el continente americano el que tiene mayor casos de contagio. Hay que tomar muchas precauciones y creo que no debemos apresurarnos para empezar el fútbol. Hay que tener mucha prudencia. En nuestros países la curva de contagio se mantiene alta. Venezuela además de la pandemia del Covid tiene dos pandemias más. Que es la pandemia de un país en crisis. Con una ruptura en todo sentido, una crisis económica, una crisis de servicio, una crisis que no hay gasolina, de luz. Una crisis donde el ciudadano común gana cuatro dólares. Es un país roto sin tener Covid, ahora con Covid imagínense.