
Víctor Arrunátegui Acosta
Mario “Kanko” Rodríguez fue en algún momento figura en Alianza Lima. También tuvo un paso por Cristal y la selección. En su momento dijeron que sería el sucesor del “Patrón” Velásquez.
Integrante de la última camada de Los Potrillos, algo que ahora en Alianza Lima se extraña, hace un retroceso a su vida y cuenta los momentos que vivió en el fútbol.
¿Cómo nace el apodo de Kanko?
Primero te diré que hay problema legal con mi nombre. Para todos en casa soy Marco Antonio, pero en mis papeles aparezco con Mario. Bueno, cuando era chico no podía pronunciar Mario y me salía la palabra Kanko. Fue así que después mi amigo Tito Paredes comenzó a decirme Kanko y me quedé así.
¿Qué recuerdos de la época escolar?
Los 11 años en el colegio Héroes de San Juan de Miraflores. Pero cuando cursaba el tercero de media, Alianza Lima me inscribió en el Colegio Independencia, no me acostumbré (solo un mes) y regresé al Héroes.
¿Eras un buen alumno?
Era un alumno regular y sí muy inquieto. Recuerdo al profesor Juan Neyra, que nos enseñaba historia, no usabas cuaderno, todo era exposición. Tenía la virtud que todo el salón estaba pendiente y se preparaba para la vida. A
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¿Cómo se da el pase al Alianza?
En mi barrio campeonamos en un torneo. Se acercó Juan Manuel Rivas (papá del jugador Jimmy Rivas) para decirnos si nos queríamos probar en Alianza Lima. Fuimos cinco del barrio (además Marco Lovera, Héctor Gallardo, Felipe Sánchez y Eduardo Saavedra) y nos quedamos todos.
¿Recuerdas tu debut?
Pasó algo muy curioso. Estaba listo para arrancar como titular ante Unión Huaral, pero se suspendió el cotejo por huelga de los árbitros. Después se dio, pero ya no como titular. Marco Charún se recuperó y arrancó. Yo entré los últimos 15 minutos. Ganamos 2-1 con goles de Cueto y Reynoso.
¿Siempre fuiste volante?
Cuando tenía nueve años era delantero, pero en Alianza Lima era central y después pasé a volante. Me gustaban de volantes Juan José Velásquez, Guardiola, Redondo y Batista.
¿Qué sentiste cuando hablaban que tenías algo de José Velásquez?
No se pasen pues, no tenía nada de él, quizás su número ja, ja, ja. Quizás lo decían porque era grande como José. Pero hablar de Velásquez es hablar de cosas mayores. No ha habido ningún jugador que se asemeje a su juego, aunque Sandro Baylón se le acercaba en algo.
¿Habrás tenido en Alianza infinidad de anécdotas, pero hay una con Arrué?
Sabes que a mí antes de los partidos me gustaba fumar mi cigarrillo como cábala y digestivo. Un día estábamos con el profesor. Acabábamos de almorzar y le digo si me puede invitar un cigarrillo. Me pregunta: A ti quién te enseñó a fumar, le respondí: mirando a mi abuelo, mi padre. Y el entrenador suelto de huesos y con lisuras me indicó: “¿Y, no te enseñaron a comprar?”
¿Y no molestabas a tus compañeros en la concentración?
No, si todos fumaban, yo dormía con Pepe y con Mágico Gonzales, y nos turnábamos quién llevaba los cigarros.
¿El fútbol te dejó muchos amigos?
Yo tengo la suerte de estar en el wasap con un grupo del 93 de Alianza. Parecemos enamorados, nos hablamos todos los días. Estamos a punto de cumplir los 50 años y parece que tuviéramos 13 o 14 años, nos reímos, vacilamos rico. Más que amigos, nos queremos como hermanos.
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¿Cómo eres en casa?
Soy el payasito de la familia. En esta cuarentena estamos más unidos que nunca. Hacemos cinco a siete juegos diarios, casino, adivinar palabras, charada y lo más importante hacemos esto es guerra del Congo.
¿No hay quejas?
Mi familia me ha prohibido jugar casino, porque dice que hago trampas. En casino gano sí o sí.
¿Qué tal vas en la cocina?
Yo he sido criado entre puras mujeres, y la cocina no es lo mío. Pero lo que me encanta es limpiar, me encanta lavar mi ropa, planchar. Cocina no le entro, hermano, soy muy engreído para eso.