Miguel Rebosio Compans, con 43 años, natural del Callao, siente que algunas cosas se exageran al hablar del populoso distrito porteño. Sabe lo que es pasear por las peligrosas calles de Castilla y Lazareto, pero como dice él, fue muy importante la formación de sus padres.
-¿Eres ciento por ciento chalaco?
-Soy chalaco de pura cepa, porque soy del Callao centro.
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-¿Qué nos puedes decir de tu barrio?
-Mi barrio es Miró Quesada cuadra diez, paraba en Castilla, Lazareto, Atahualpa. Me acuerdo de toda la infancia, de los amigos, la palomillada. De lo que se vivía en ese tiempo con menos carros, más fútbol en las calles. Cuando pasaba una señora de edad, se decía paren, paren. No había árbitros, pero sí respeto. Imposible dársela de vivo ahí.
-¿Te considerabas como palomilla?
-Sí, pero eso no significa faltar respeto a alguien. Uno aprende de la calle, cosas buenas y también sabe que hay cosas malas.
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-Se habla del Callao como una zona brava…
-Todo el mundo habla del Callao, de una fama que no es así, siempre lo ponen en la noticia, si es en otro lado repercute menos. Mis padres hicieron el esfuerzo más conmigo que mis hermanas de estar en el colegio Salesiano como el Don Bosco, y me ayudó en mi formación.
-¿Te ganaba la calle por encima del colegio?
-No era mal alumno. Llegar a casa lo típico, después hacía mi tarea, mi mamá no tenía problemas de revisarme las cosas y lo siguiente que hacía era salir a mataperrear, aunque pasaba la hora y mi madrecita me salía a buscar y me jalaba las orejas.
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-¿Cuál fue tu equipo de barrio?
-Fue el José Olaya.
-¿Cómo llegas Cantolao?
-Salían avisos del Cantolao para inscribirse y jugar la Copa de la Amistad. Y le dije a mi papá que quería jugar, me respondió que no conocía a nadie. Pero luego contactó a un compadre y le dijo que tenía un allegado en Cristal.
-¿Fuiste?
-Estaba el profesor Mellán y Gallardo, me pusieron en todas las posiciones, volante, defensa, delantero y hasta de arquero. Hablaron de media beca, pero la verdad era mucha la distancia hasta el Rímac. Tenía creo diez años. Y surgió lo del Cantolao, me quedé. Jugué la Copa de la Amistad y llegamos hasta la final.
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-Empezaron los viajes.
-Luego vienen los viajes a Europa a mis diez y 11 años. Fuimos a Suecia, Dinamarca, fueron los 45 días más largos de mi vida, porque siempre uno está con la familia. Cuando estábamos a diez días para retornar nos hicieron una cena y así que comenzaron a decir extraño a mi mamá y todos comenzaron a llorar.
-¿Cómo se inicia tu paso por la selección?
-El profesor Gallardo -que en paz descanse- con Rafo Castillo fueron los encargados de tener la sub-17. Hacen una preselección, había gran cantidad de futbolistas de diferentes equipos: Iqueño, Cantolao, Alianza, Boys y Cristal y tuve la suerte de pertenecer a esa sub-17.
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-¿De qué jugabas?
-Yo lo hacía de volante y fui al Sudamericano. Y de ahí comenzó el tema como yo pertenecía al Cantolao, estaba casi libre y el profe Gallardo me decía para ir a Cristal y Rafo al Alianza. Entonces le dije al Jet que me había atrasado en mi matrícula, me hizo subir al carro, me llevó al colegio Federico Villarreal de Bellavista, habló con el director, pagó todo y también del Chino Huamán, pero este no fue a Cristal. Así comienza todo y lo demás ustedes lo saben.