Milán. De la Décima a la Undécima Champions League va un número, el 4, de Sergio Ramos.
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Sí, el del hombre que besó el cielo de Lisboa en el 2014 y ayer conquistó el suelo de Milán. Como si el tiempo nunca hubiera pasado.
El gol de Ramos significó mucho más que el alargue, luego del 1-1 de Griezmann a poco del final. Fue la puerta a la gloria, pues en la definición por penales el equipo de Zidane no erró (5-3).
La Orejona sigue siendo una deuda para el Atlético Madrid que esta vez erró dos penales y eso en una final se paga caro.
El partido fue tenso y pudo caer en los 90 minutos hacia cualquier lado. Bale, enchufado, dio el primer susto con un zapatazo de falta que tocó Benzema y sacó Oblak, un hombre al que los milagros se le agotaron en la tanda de penales, pero que fue gigante con la bola en juego.
Pero el Madrid puso el 1-0 a los 15’ en un tiro libre de Kroos y que Bale peinó para Sergio Ramos. La bola se resbaló por el costado de Oblak y acabó en la red.
Pudo matar el Madrid, pero empezó a cavar la trinchera y se escondió en ella.
Con ello, el Atlético dominó el juego pero sin inquietar a Navas, hasta que en el descanso entró Carrasco.
Tardó un minuto el Atlético en demostrar que quería la Copa. Pepe derribó a Torres y el árbitro señaló penal.
Griezmann se acercó a patear con la imagen de Keylor deteniendo su penal en Liga en el Calderón y la reventó al larguero.
Donde otro equipo se hubiera hundido, el equipo de Simeone no dejó de creer, fiel a su creencia, aunque con otro estilo.
Perdonó el Madrid. Modric dejó a Benzema solo frente a Oblak, pero el galo se estrelló en un muro infranqueable. Como Cristiano, quien olvidó por un momento que las bicicletas son para el verano y no cuando puedes definir el 2-0 y finiquitar una final. Y la salida de Kroos dejó desequilibrado al Madrid.
Con el final cerca, los rojiblancos querían seguir creyendo y llegó el 1-1.
Carrasco igualó la final tras un desborde por derecha y una anticipación al cruce de Lucas Vázquez.
En el complemento no pasó nada y la final se definió en los penales.
Lucas, Marcelo, Bale, Ramos y Cristiano, cinco lanzamientos para siempre, cinco tiros que el madridismo recordará toda la vida.
Había mucho en juego y muchas gargantas secas hasta el fallo de Juanfran.
Al Atlético no le quedará consuelo. La Champions League seguirá siendo su obsesión. Mientras que el Real seguirá siendo grande y festejando una vez más su reinado en Europa.
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