Nicole Vásquez
Humilde, sincero y directo. Así es Jorge Espejo, técnico de Cienciano que intenta desde hace algún tiempo seguir la “escuela bielsista”, que admira a Sampaoli y que va cosecchando sus primeros frutos con un equipo que da pelea por donde va y (al menos por ahora) en casa se está haciendo respetar.
El DT del “Papá” también habla de su asistente técnico, “Checho” Ibarra, quien, de paso es su mejor amigo. Y no se olvida de los árbitros, su dolor de cabeza.
—¿Considera que han tenido un buen arranque?
−Bueno, hubiéramos querido tener uno mejor, porque realmente intentamos practicar un buen fútbol, y como consecuencia de eso buscamos siempre ganar.
—¿Les ha tocado rivales como para ponerlos a prueba en su grupo?
−Sí, el grupo es complicado, tenemos al campeón y al subcampeón vigentes (Cristal y Aurich), además de Melgar que tiene un equipo poderoso. También está San Martín que tiene un gran técnico y Municipal que está luchando por salir adelante.
—Este Cienciano es muy distinto no solo en lo futbolístico sino también en lo administrativo, respecto al del año pasado, ¿no?
−Sí, en lo futbolístico poco a poco estamos tratando de imprimir un estilo y una manera de trabajo serio que pocos equipos tienen, eso se complementa con el trabajo que se está haciendo con las divisiones menores y la reserva.
—¿Está involucrado en ambos rubros también?
−Sí, tenemos el proyecto de ordenar la reserva y dotarlo de una identidad, porque, a diferencia de otros años, tiene un 80% de jugadores cusqueños. Estos chicos además entrenan desde temprano y se quedan para ser sparring del primer equipo.
DE TODA LA VIDA
—¿Qué tanto respaldo genera “Checho” Ibarra como su asistente técnico?
−Mucho. Es un tipo al que conozco de toda la vida, es uno de los pocos amigos que tengo en el fútbol, por eso desde hace unos tres años yo ya lo invitaba a que se retire y trabajemos juntos.
—O sea siempre lo tuvo en mente para que integre su comando técnico...
−Sí. Es más, el año pasado cuando me llamaban equipos de provincia y yo los rechazaba porque estaba en Cristal, le decía, ojo que en cualquier momento te voy a llevar, hasta que se decidió. Me alegra mucho que esté a mi lado, él está en un proceso de aprendizaje y tiene que nutrirse de muchas cosas.
—¿Aprende rápido?
−Se ha dado cuenta que ser técnico es trabajar las 24 horas del día y que los siete días de la semana se trabaja bajo una presión impresionante.
LOS INCOMPRENDIDOS
—Han pasado cuatro fechas y ya tiene problemas con los árbitros...
−Me parece increíble que estén más preocupados en cómo uno dirige desde la tribuna que en el trabajo que deben realizar dentro del campo.
—Ellos también se quejan...
−Claro, si son los incomprendidos de nuestro fútbol, ¿no? Lamentablemente son los que determinan un partido y, bueno, no nos queda más que tratarlos bien para ver si así se equivocan menos.
—Ha dicho muchas veces que Sampaoli es su mayor referente como entrenador...
−Sí, lo que él hace me deja impresionado, siempre lo he dicho. Aunque muchos lo caricaturizan.
—Dicen que usted lo quiere imitar hasta en la manera de patear el agua...
−Yo no imito, ojo. Siempre he sido así. Pateo y reniego porque es mi forma de ser, no suelo estar muy quieto que digamos. Cuando jugaba era igual, era muy temperamental, nadie me puede tildar de imitador.
EN CUERPO Y ALMA
—Qué hace en sus tiempos libres?
—No tengo tiempos libres, estoy 24 horas al día metido en esto. Por eso no estoy con mi esposa ni mis hijos allá porque me conozco bien.
—¿No se cansa?
—No, para mí esto es una pasión. El día que me canse me dedicaré a mi carrera de administrador.
—¿Administrador de Cienciano?
—(Ríe) No, eso no lo sé. No me quieras retirar tan rápido tampoco.
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