"Alejandrino Montes, el joven criminal que mató a sus patrones haciéndose fatal", reza la letra de uno de los valses más antiguos de la Lima colonial de 1900 y que nació inspirado en un jovencito de tan solo 17 años, quien, embargado por el rencor y la sed de venganza, asesinó a sus dos patrones generando una conmoción total en la capital.
Su historia no está muy alejada a lo que sucede actualmente en nuestro país; sin embargo, el impacto de aquel entonces debió ser tan grande que se ganó las principales portadas de los periódicos que consumía una sociedad que desde años antes había normalizado las ahora marcadas diferencias sociales.
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Alejandrino Montes, como otros cientos de migrantes, llegó a Lima desde su natal Áncash junto a su hermana Fabiana en busca de un mejor futuro luego de la recesión económica que había dejado la Guerra del Pacífico. A raíz de ello, fue contratado por Manuel Germán Ibarra y Eloísa Pérez de Ibarra, una pareja adinerada natural de Junín que se dedicaba al rubro de la minería.
Ambos hermanos cumplían el rol de empleados domésticos y solamente se dedicaban a las tareas del hogar. Según reportes de aquellos tiempos, Alejandrino y Fabiana fueron bien recibidos por los esposos en un inicio; sin embargo, con el pasar los días empezaron a tener un drástico cambio de actitud y empezaron a cometer múltiples abusos contra ellos.
De acuerdo a la información de la época, si ambos cometían un simple error, eran brutalmente castigados con golpes o ataques racistas. Ante ello, la noche del 11 de marzo de 1916, Alejandrino, embargo por sus deseos de venganza, decidió acabar con la vida de sus patrones con una comba y un puñal.
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Tras la macabra escena, los hermanos huyeron, pero no pasó mucho tiempo y la Policía Nacional halló Montes, quien no tuvo otra opción que confesar su delito y revelar el paradero de su hermana. Al ser hallados culpables por la justicia peruana, fueron sentenciados a 15 años de prisión.
Mientras Alejandrino fue a la cárcel de Guadapule, actualmente el Palacio de Justicia, Fabiana fue encerrada en Santo Tomás, ubicado en Barrios Altos, ahora el colegio Mercedes Cabello de Carbonera.
Sin embargo. fue tanta la conmoción por el crimen, que Alejandrino Montes sirvió de inspiración para la creación de un vals que compusieron el Duo Rodriguez y Vargas. En ella no solo se narra el crimen, sino también resalta el sentir de Alejandrino, el joven que terminó, quizá, siendo la víctima de todo.
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