A sus 16 años, Calet Rupay Quispe logró un hecho que muchos jóvenes peruanos sueñan alcanzar: ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la Decana de América. Pero no solo consiguió una vacante, sino que obtuvo el primer puesto en la carrera de Ingeniería de Minas durante el examen de admisión 2026-I, realizado el 5 de octubre.
Hijo de una vendedora de verduras y de un trabajador independiente, Calet vive en el distrito limeño de Carabayllo y aún cursa el quinto año de secundaria en el colegio Juan Pablo Peregrino. Su historia es una muestra de esfuerzo, disciplina y amor familiar.
“Lo primero que hice fue saltar de alegría, llorar un poco y avisarle a mis padres que había logrado el ingreso (...). También se pusieron a llorar de tanta emoción”, contó el joven a La República, recordando el momento en que conoció los resultados de San Marcos.

LEE TAMBIÉN: Daddy Yankee en Lima: Big Boss comió chifa en el Barrio Chino y emocionó a fans, ¿dará concierto?
A diferencia de otros postulantes, Calet organizó su rutina de estudio con equilibrio y constancia. Según explicó, su método combinaba largas horas de concentración con breves descansos para no saturarse.
“Estudiaba de ocho de la mañana a dos de la tarde, y en las tardes reforzaba algunos temas”, explicó. Pero su estrategia tenía un detalle que marcó la diferencia: las pausas breves.
“Me tomaba unas horas para descansar. No días, sino horas. Eso me ayudó a no cansarme y seguir concentrado”, añadió. Para él, los descansos cortos fueron esenciales para mantener la mente fresca. “No siempre ser constante porque sueles cansarte y demanda mucho esfuerzo, pero si eres perseverante y también tomas unos descansos en ciertos momentos te puede ir mejor”, reflexionó.
Además de estudiar, Calet sabe que la motivación también se construye con alegría y equilibrio. “A veces juego fútbol con mis amigos, con mis compañeros de clase, también escucho música, veo series —me gustan mucho las series— y suelo cantar”, contó.
“Siempre hay que estar feliz, no muy serios o rígidos. Siempre para hacer una broma con mis amigos, porque así somos; los jóvenes tenemos que reírnos, hacer chistes”, agregó el joven estudiante.
Desde pequeño, Calet mostró interés por los números y la ciencia, en especial por la física y la química, que se convirtieron en sus materias favoritas.
“Siempre me gustaron los números y los cursos de física y química. (...) Desde niño soñaba con ser ingeniero de minas”, aseguró. Gracias a su talento y esfuerzo, obtuvo 1.316 puntos, el más alto en su especialidad.
Su decisión de postular a San Marcos se basó en la admiración por su prestigio académico. “Siempre me llamó la atención su campus, sus buenos alumnos. Quería ser parte de esa universidad”, señaló.
El joven reconoce que sus padres fueron el motor de su perseverancia. Su madre trabaja en el mercado Virgen de las Mercedes de Carabayllo, mientras que su padre se desempeña como albañil. Ambos lo apoyaron incondicionalmente durante su preparación.
“Mis padres no son profesionales. Yo deseo, desde lo más profundo de mi corazón, apoyarlos económicamente, mantenerlos sanos. Estoy muy agradecido con ellos. Esta es mi manera de agradecerlos”, confesó emocionado.
Antes de iniciar su etapa universitaria, el joven que hoy inspira a miles de estudiantes dejó un mensaje de motivación para quienes aún buscan cumplir su sueño:
“Sean perseverantes. No todo sale a la primera. Hay que mantenerse firmes en la batalla y no rendirse”, aconsejó.
Con su historia, Calet Rupay Quispe demuestra que la disciplina, el esfuerzo y el amor familiar son las claves para alcanzar grandes metas, incluso cuando el camino parece difícil.
Periodista especializada en actualidad y tendencias. Bachiller en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactora en Popular. Interesada en temas relacionados con actualidad nacional e internacional, virales en tendencia y más.